4/05/2006

Shock...

Puede definirse como insuficiencia generalizada de la microcirculación periférica, normovolémica o hipovolémica, con daño celular y tisular metabólico grave. La microcirculación comprende todos los vasos sanguíneos de diámetro igual o inferior a 300 mm, es decir arteriolas, arteriolas terminales, capilares, vénulas postcapilares y vénulas. En esta zona se produce el intercambio de sustancias nutritivas, metabolitos, intercambio gaseoso, regulación hidro-electrolítica y del volumen plasmático, transporte de hormonas y vitaminas y reacciones inmunitarias. Para que la microcirculación funcione normalmente es necesario que la perfusión sea adecuada y que la pared vascular esté íntegra. La perfusión adecuada depende de la presión arterial, de la regulación normal del tono arterial, de la integridad del endotelio capilar, drenaje linfático y venoso normal, viscosidad sanguínea normal, etcétera.
Otras definiciones de shock que pueden considerarse como representativas del estado del conocimiento al respecto en dos épocas diferentes. Por ejemplo, Simeone (1964) lo definió como una condición clínica caracterizada por síntomas y signos que aparecen cuando el débito cardíaco es insuficiente para llenar el árbol vascular arterial con presión sanguínea suficiente para proveer a los órganos y tejidos de un flujo sanguíneo adecuado. En cambio, Eder y Gedigk (1986) hablaban de insuficiencia circulatoria aguda, en la que existe una desproporción entre el débito cardíaco y las necesidades (requerimiento) sanguíneas de la periferia corporal (tejidos periféricos).

Resumiendo, es un síndrome resultante de hipoperfusión e hipoxia tisular sistémicos. Desde el punto de vista fisiopatológico se clasifica en cuatro tipos mayores: hipovolémico, cardiogénico, obstructivo y distributivo. Es posible observar formas puras de cada uno de ellos, pero es frecuente ver distintas combinaciones.

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