Autora: Laurie Barclay
Publicado em 19/08/2008Según los resultados de un amplio estudio multicéntrico aleatorizado, publicados en el número de agosto del Journal of the American Medical Association, el empleo de tubos endotraqueales recubiertos de plata redujo significativamente la incidencia de neumonías asociadas a ventilación mecánica (NAVM) confirmadas microbiológicamente.
El Dr. Marin H. Kollef, de la Washington University School of Medicine en San Luis (Misuri, Estados Unidos), y sus colaboradores del North American Silver-Coated Endotracheal Tube Investigation Group, señalan que “las NAVM causan una morbilidad importante. El tubo endotraqueal recubierto de plata ha sido diseñado para disminuir la incidencia de NAVM impidiendo la colonización bacteriana y la formación de una biopelícula”.
El objetivo de este estudio prospectivo, con anonimato sencillo, llevado a cabo en 54 centros de Norteamérica, fue determinar si el empleo de un tubo endotraqueal recubierto de plata reduciría la incidencia de las NAVM confirmadas microbiológicamente.
De 9.417 pacientes mayores de 18 años estudiados entre 2002 y 2006, un total de 2.003 pacientes en los que se previó la necesidad de ventilación mecánica durante al menos 24 horas fueron intubados con un tubo endotraqueal de alto volumen y baja presión, cuyo modelo se asignó aleatoriamente entre 2 tipos. La única diferencia entre los tubos era que el experimental tenía un recubrimiento de plata.
El criterio de valoración principal era la incidencia de NAVM, diagnosticada mediante cultivo cuantitativo del fluido de lavado broncoalveolar con al menos 104 unidades formadoras de colonias/ml en pacientes intubados al menos durante 24 horas. Los criterios de valoración secundarios fueron la incidencia de NAVM en todos los pacientes intubados, el tiempo hasta la aparición de la NAVM, la duración de la intubación y la estancia en el hospital y en la unidad de cuidados intensivos, las tasas de mortalidad y las reacciones adversas.
Las tasas de NAVM confirmadas microbiológicamente en los pacientes intubados al menos durantes 24 horas fueron del 4,8% (37/766 pacientes; intervalo de confianza [IC] al 95%: 3,4%-6,6%) en el grupo del tubo recubierto de plata y del 7,5% (56/743; IC95%: 5,7%-9,7%; p=0,03) en el grupo con el tubo no recubierto (reducción del riesgo relativo: 35,9%; IC95%: 3,6%-69%).
Las tasas de NAVM microbiológicamente confirmadas en todos los pacientes intubados fueron del 3,8% (37/968; IC95%: 2,7%-5,2%) en el grupo experimental y del 5,8% (56/964; IC95%: 4,4%-7,5%; p=0,04) en el grupo de control (reducción del riesgo relativo: 34,2%; IC95%: 1,2%-67,9%).
El empleo del tubo endotraqueal recubierto de plata se asoció a un retraso en la aparición de la NAVM (p=0,005), pero no existieron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos en lo referente a la duración de la intubación, de la estancia en la unidad de cuidados intensivos y de la estancia hospitalaria. Las tasas de mortalidad y la frecuencia y gravedad de las reacciones adversas también fueron similares en ambos grupos.
Los autores del estudio señalan que “los pacientes intubados con el tubo orotraqueal recubierto de plata presentaron una reducción estadísticamente significativa de la incidencia de NAVM y un mayor tiempo hasta la aparición de la NAVM en comparación con aquellos que fueron intubados con un tubo similar, pero no recubierto. El tubo endotraqueal recubierto de plata se trata de una propuesta única, porque es la primera intervención que se vuelve independiente del usuario tras la intubación y que no requiere ninguna acción posterior por parte del médico”.
Las limitaciones de este estudio son, entre otras, el anonimato sencillo en vez del doble anonimato; el empleo de un pequeño bloque prefijado, estratificado para cada centro; la existencia de otros factores que posiblemente hayan contribuido a las diferencias en las tasas de NAVM entre los grupos; que el protocolo del estudio no estableció unos patrones para las estrategias preventivas; y el efecto protector de las puntuaciones más elevadas de gravedad de la enfermedad frente al desarrollo de la NAVM.
En un editorial adjunto, el Dr. Jean Chastre, del Institut de Cardiologie, Groupe Hospitalier Pitié-Salpêtrière de París (Francia), comenta las limitaciones del estudio.
El Dr. Chastre señala que “existen grandes incertidumbres respecto al beneficio concreto de los tubos endotraqueales recubiertos de plata. Por lo tanto, dichos tubos no deberían verse como la respuesta definitiva para la prevención de la NAVM y, hasta que no dispongamos de nuevos datos que confirmen la eficacia clínica y la rentabilidad de estos dispositivos, su empleo debería limitarse a los pacientes de alto riesgo tratados en las UCI [unidades de cuidados intensivos] con tasas de infección basadas en valores de referencia que sobrepasen los objetivos institucionales a pesar de la implementación de una estrategia integral de medidas preventivas habituales para evitar la NAVM”.
CR Bard Inc subvencionó este estudio y financió con una beca a todos sus autores. Algunos de los autores del estudio han declarado diversas relaciones financieras con Kimberly Clark, Elan, Merck, Pfizer, Bayer, GlaxoSmithKline, Boehringer Ingelheim, KCI, sanofi-aventis, Johnson & Johnson, Easi, Hospira, Nomir Medical Technologies, Arpida, Cubist, Elan, Ortho-McNeil, Sanofi Pasteur, Wyeth, Bayer-Nektar, Nestle Clinical Nutrition, Lilly, Corbett Accel Healthcare, National Institutes of Health, Novartis y/o Maquet. El Dr. Chastre ha recibido honorarios por asesoramiento y conferencias de Pfizer, Brahms, Wyeth, Johnson & Johnson, Bayer-Nektar y Arpida.
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