El liderazgo se puede definir como el arte de ejercer influencia sobre las personas de modo que éstas se esfuercen voluntariamente hacia la consecución de las metas del grupo. El líder siempre “arrastra”, y nunca “empuja”. El líder actúa siempre al frente del equipo, aplicando el máximo de su capacidad y nunca desde atrás.
Es una herramienta que debe ser utilizada para el desarrollo de proyectos de calidad por todos los gestores de la Dirección, como estrategia para el cambio y la motivación e implicación de los profesionales.
La política de gestión debe ir encaminada a aprovechar el conocimiento y todo el potencial de las personas tanto individual, como al nivel de equipos, a elevar el grado de satisfacción de los profesionales desarrollando elementos de motivación que aumenten progresivamente el sentido de pertenencia a la organización y la participación en el logro de los objetivos (la proximidad, el reconocimiento, la información, la formación, etc.).
Pero para ello es preciso contar con los gestores apropiados, a los que es preciso formar y potenciar como líderes.
En este sentido, debemos ser conscientes del papel que juegan los mandos intermedios. A través de ellos, se hace extensible el compromiso, la misión y visión de la Dirección, se formalizan los flujos de información, transmiten las necesidades e inquietudes de los profesionales a su cargo, velan por el cumplimiento de los procedimientos y normas establecidas como paso previo y necesario a todo proceso de mejora, detectan las necesidades de formación que permite mejorar la capacitación de todo el personal y estimulan el entrenamiento permanente, potencian las relaciones armónicas y conocen mejor que nadie los elementos de motivación para los profesionales de su área.
Si sus conocimientos, experiencia, grado de implicación y, como no su ejemplaridad son los adecuados, conseguirá labrar una cultura profesional preparada para el cambio, convencida, motivada y dispuesta a seguirle. El desarrollo y el buen funcionamiento de la unidad de trabajo estarán garantizados.
ACTITUDES PERSONALES Y PROFESIONALES DEL LÍDER:
- Persona con un alto potencial para el trabajo, compromiso e implicación personal.
- Es flexible y constructivo frente a los problemas.
- Es pragmático ante la realidad.
- Sabe priorizar.
- Confía en sus colaboradores y les escucha.
APTITUDES DEL LÍDER:
- Tiene una correcta expresión oral y escrita.
- Se mantiene abierto a las ideas de los otros.
- Sabe adecuar tareas y personas.
- Mantiene la cohesión del grupo o equipo.
- Propicia un alto nivel de empuje y motivación.
- Enfoca las situaciones de una manera creativa y carismática.
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