Resumen
La tendencia al suicidio se asocia con problemas de soledad, abandono sicológico en la infancia, drogadicción, enfermedades graves, etc. Y en pacientes psiquiátricos es más común tras ser dados de alta. En Argentina los suicidios aumentaron en 25% de 1990 a 1992, y el 78 % de las víctimas fueron de sexo masculino. La proporción por salto al vacío aumentó , especialmente en áreas urbanas. En 40 casos argentinos hubo introducción basal del fémur (25%), fractura del calcáneo en 17%, fracturas de pelvis o cuello del fémur en 7% y estallido hepático en 20%.
Palabras claves
Suicidio, precipitación, Argentina, síntomas.
La tendencia al suicidio se asocia con problemas de soledad, abandono sicológico en la infancia, drogadicción, enfermedades graves, etc. Y en pacientes psiquiátricos es más común tras ser dados de alta. En Argentina los suicidios aumentaron en 25% de 1990 a 1992, y el 78 % de las víctimas fueron de sexo masculino. La proporción por salto al vacío aumentó , especialmente en áreas urbanas. En 40 casos argentinos hubo introducción basal del fémur (25%), fractura del calcáneo en 17%, fracturas de pelvis o cuello del fémur en 7% y estallido hepático en 20%.
Palabras claves
Suicidio, precipitación, Argentina, síntomas.
Referencia
P. LINARES, Braulio Ernesto y BIKIC, Félix Antonio,
Suicidio por salto al vacío, Medicina Legal de Costa Rica, vol. 11, N° 2, 1994;
vol. 12, N° 1, 1995, pp. 36-38.
Introducción
Debemos destacar como principales factores de riesgo
suicida los sociales, psiquiátricos y somáticos.
A) Sociales
Soledad, aislamiento social, ancianos, jubilados, viudos, separados, solteros, desempleo, padres separados, divorciados, ausencia de padres, abandono en la infancia y la adolescencia, hogares desestructurados, pérdidas materiales, fracasos en los proyectos de vida. Durkheim (¨El suicidio¨, 1960) brillante sociólogo llamó ANOMIA al estado social caracterizado por la pérdida de sus antiguos valores sin haber logrado adquirir aún otros nuevos; en el que la desorganización y la falta de una real identidad nacional y social, pueden llevar a las frustraciones del hombre especialmente al adolescente que emerge en ese mundo; a la desesperanza extrema y finalmente al suicidio.
Soledad, aislamiento social, ancianos, jubilados, viudos, separados, solteros, desempleo, padres separados, divorciados, ausencia de padres, abandono en la infancia y la adolescencia, hogares desestructurados, pérdidas materiales, fracasos en los proyectos de vida. Durkheim (¨El suicidio¨, 1960) brillante sociólogo llamó ANOMIA al estado social caracterizado por la pérdida de sus antiguos valores sin haber logrado adquirir aún otros nuevos; en el que la desorganización y la falta de una real identidad nacional y social, pueden llevar a las frustraciones del hombre especialmente al adolescente que emerge en ese mundo; a la desesperanza extrema y finalmente al suicidio.
B) Psiquiátricos
Alienación, alcoholismo, depresión, melancolía, drogodependencia, etc.
Alienación, alcoholismo, depresión, melancolía, drogodependencia, etc.
C) Somáticos
Cáncer, SIDA, dolor, trastornos cardiacos irreversibles, dializados crónicos y otras múltiples enfermedades graves y terminales, etc.
Cáncer, SIDA, dolor, trastornos cardiacos irreversibles, dializados crónicos y otras múltiples enfermedades graves y terminales, etc.
Se ha intentado cuantificar confeccionando muchas
escalas predictivas tendientes a determinar el grado de riesgo suicida (grado
potencial) que padece un paciente. Ninguna de ellas podrán reemplazar la
evaluación médico-clínica y la viviencia vincular que se desarrolla entre
médico y paciente, ya que el suicidio es un acto propio y exclusivo de decisión
existencial y situacional de la víctima.
A pesar de la ejecución impulsiva rapidísima, violenta
de muchos actos suicidas como es el de arrojo al vacío, se acepa que el
proyecto suicida nunca es improvisado y que existe una serie de etapas que se
cumplen en el menor o mayor tiempo: primero surge la idea suicida que tiende a
aliviar la tensión yoica (previamente existente) la que se va a ir
estructurando sobre las experiencias y fantasías del sujeto pero que le resulta
desagradable; con el tiempo se va estructurando y adquiriendo autonomía propia
hasta ser algo totalmente aceptable y hasta agradable; luego entraría en una
situación ambivalente como solución del conflicto en la toma de decisión hasta
que finalmente ejecuta en acto la idea suicida. La velocidad de estos pasos es
variable mientras en nuestro caso es rapidísimo, violento y propio de los adolescentes
o de los pacientes con rasgos psicopáticos muy marcados.
Es primordial el papel terapéutico que deberá ser
cálido y firme sin resultar ni demasiado familiar o efusivo.
Mientras el porcentaje de suicidio es bajísimo durante
la internación como lo demuestran las estadísticas de los hospitales
neuropsiquiátricos; la mayoría de los suicidios consumados ocurren dentro de
los tres meses posteriores a la externación de los enfermos.
La última estadística de la OMS (Organización Mundial
de la Salud) dio la alarmante cifra de 1.000 suicidios por día en el mundo;
Hungría ocupa el primer lugar con más de 38,2/100.000 Hs./año y las Bahamas la
más baja con 1,3. Los intentos suicidas fueron de 10.000 por día. La falta de
homologación entre diagnóstico forense y el jurídico legal en donde
lamentablemente el juez al no poder evitar conceptos subjetivos (profundamente
inconscientes) que intervienen y a veces determinan la interpretación y
definición de cuadro de muerte por suicidio hace que se acepte unánimemente que
las cifras oficiales sean realmente inferiores a las reales en un 25%.
El suicidio es un fenómeno biopsicosocial y por sobre
todo individual y existencial; es un problema mundial creciente. Dada su
complejidad es difícil establecer la certidumbre o confiabilidad de los datos
estadísticos o epidemiológicos, si el hecho fue realmente un suicidio, si
existía la real intencionalidad inequívoca de morir, un mero intento suicida o
un simple hecho accidental.
La Argentina revela un índice cada vez más creciente
con 10.8/100.000 Hs./año.
Resultados
Desde los años 1990 hasta 1992, las estadísticas
registraron 528 suicidios, distribuidos así: 1990: 166 casos; 1991: 175 y 1992:
187 lo que significó para dicho período un aumento creciente del 24,85% de 1990
a 1992. Correspondiendo 78% al sexo masculino y 22% al femenino. La
distribución según los métodos suicidas fueron: primer lugar, arma de fuego con
259 casos; segundo, ahorcamiento con 193; tercero, asfixia por inmersión 25;
cuarto, ARROJO AL VACÍO 20 VÍCTIMAS; quinto, envenenamiento 18; sexto,
arma blanca 6; séptimo, quemaduras 5 y octavo, electrocutación 2.
Datos de E.B.P. Linares (1978-1987) indicaron 396
suicidios, de los cuales 40 casos son de modalidad al vacío.
Todos estos datos comparativos nos indican un
creciente aumento no sólo del suicidio en general sino de la modalidad que es
objeto de nuestro estudio y que ocupa actualmente en Córdoba el cuarto lugar.
En la capital federal según VIDAL-ALARCÓN está en segundo lugar después
del uso del arma de fuego.
La estadística nacional registró entre 1986-1990 una
tasa de 1.237 suicidios cuyas edades oscilaban entre 10 a 24 años. Ocupando los
primeros lugares: Provincia de Buenos Aires (incluyendo cono suburbano) 40%;
capital federal 10%; Mendoza 5,5%; Santa Fe 5%, y Córdoba 4%..
La OMS no sólo señala el alarmante aumento de los
suicidios entre 10 y 25 años sino en los menores de 15 años en todo el mundo y
en las llamadas culturas del primer mundo, tecnocracias tomadas como ejemplo y
patrón de vida, en las sociedades ávidas de consumo y competitividad se observa
el suicidio de menores de 10 años y los del prejardín.
Inspección y necropsia completa de los 40 casos de
modalidad suicida ¨salto al vacío¨ (1978-1987).
Se pueden cometer desaciertos en cuanto no se realice
adecuadamente la inspección y necropsia completa del cadáver, ello es obvio en
aquellos casos, tal cual sucedió en nuestro país en donde de alguna manera se
pretendió ¨disimular¨ la verdadera causa de la muerte.
Debido a la acción directa de la fuerza de la gravedad
y secundariamente a otras fuerzas propulsivas, esta energía liberada
simultáneamente se transmite al conjunto del cuerpo, en los precipitados
suicidas, de tal manera los efectos lesivos se generalizan por todo el cuerpo y
se exteriorizan a través de cuadros politraumatizados.
Interesa conocer en el caso de estos politraumatizados
las lesiones principales que presentan, que tienen distintas
localizaciones según la parte del cuerpo que haya tomado contacto con el suelo,
si fue la cabeza la afectada observaremos hundimiento del cráneo con
múltiples fracturas de diversos trazos, que da el aspecto de ¨bolsa de nueces¨
al mismo. Consideramos importante para el diagnóstico diferencial la ausencia
de estas lesiones, o encontrar solamente un pequeño hundimiento o una fisura.
Estos son para nosotros casos sospechosos, pensamos que no se debe al choque de
la precipitación y que puede deberse a algún golpe que recibió en plena caída o
aún mucho antes modificando el diagnóstico de causa de muerte, y por
consiguiente el encuadre judicial, cambiando de suicidio a homicidio. De
idéntica manera investigamos en los casos en que se pretende disimular la causa
de la muerte, y se ha lanzado un cuerpo ya sin vida al vacío, aquí el
¨hundimiento post mortem¨, es decir al observar el foco de fractura, no existe
¨hematoma¨y este hecho nos está señalando la lesión post mortem porque el
hematoma es una característica propia de los focos de fractura que se producen
en vida, o sea ¨intra vitam¨. De ahí la cuantía de la necropsia forense
completa.
Encontramos en nuestro trabajo, para 40 casos, de los
individuos que se suicidan mediante este procedimiento de precipitación desde
alturas, 15 de ellos presentaban lesiones vitales a nivel de cráneo con el
clásico hundimiento y fracturas múltiples con la sensación de ¨bolsa de
nueces¨(37,5% de los casos) cifra ésta por demás indicativa y orientadora
para el diagnóstico.
Da la impresión de que el individuo carece de cuello
similar a los que tienen el cuello en ¨esclavina¨. Efectuada la necropsia
comprobamos la penetración de la cavidad craneana a través del agujero
occipital de gran parte de la columna cervical, producto de la dimensión del
traumatismo y del asiento del impacto.
También aquí, como en algunos casos, se nos presentó
la luxación subluxación de Atlas-Axis, inclusive con fractura de la apófisis
odontoides, que contribuyó a lesionar el bulbo raquídeo acelerando
irremediablemente la muerte.
De tal manera es fundamental insistir que cuando el
individuo cae y golpea con la extremidad superior del cuerpo, las lesiones
principales, las de mayor gravedad, las determinantes de la muerte, están
ubicadas preferentemente en el cráneo. Concomitantemente observamos otras
lesiones sobreagregadas menores, secundarias, como excoriaciones, equinomas,
hematomas, que de ninguna manera contribuyen manifiestamente en la causa de la
muerte.
En los suicidios en donde el ¨jumping¨ hace que
el individuo caiga y golpee con sus extremidades inferiores ¨caída de pie¨,
al inspeccionar su cuerpo observamos alguna asimetría en este segmento, muestra
un miembro más corto que el otro, aparece como de menor talla que la que
realmente debería tener y deteniéndonos a nivel de los muslos y regiones
laterales de la cadera advertimos que las partes blandas se muestran arrugadas,
como replegadas, asemejándose a un fuelle de acordeón, principalmente a
nivel de ambas articulaciones coxo-femorales.
Al efectuar la autopsia hemos patentizado que la
cabeza del fémur ha penetrado y destruido casi por completo la cavidad
cotiloidea de ambos lados, mediante el mecanismo del telescopio, de ahí la
denominación ¨telescopagge¨, como se conoce a este cuadro lesional, que fuera
encontrado en 10 de los 40 casos analizados, estableciendo así el 25% de
frecuencia.
De igual modo en estas necropsias hemos encontrado
distintos tipos de fracturas, en diferentes segmentos de los miembros
inferiores, que rubrican en algún sentido el episodio traumático. La fractura
de calcáneo se observó en 7 de los 40 casos estudiados de suicidios por
precipitación, representando un porcentaje del 17,5%. La fractura del cuello
del fémur se presentó en 3 casos únicamente (7,5%). Esto nos demuestra la
factibilidad de la rotura de la cavidad cotiloidea que se produce antes
de la fractura de fémur, señalándonos el mecanismo de la muerte y la posición
del cuerpo al caer.
Encontramos también fractura de la pelvis, en
las ramas lliopubianas en 3 casos de los 40 casos estudiados, es decir el 7,5%
de los suicidios por caídas.
Hemos comprobado dos casos en donde el individuo
presentaba en la autopsia la clásica ¨cuádruple fractura de piga¨(64)
que indica que ¨el suicida ha caído boca abajo¨, y que se traduce con la
presencia de cuatro fracturas ubicadas, dos en el tercio medio del húmero
(ambos miembros) y dos supramaleolares izquierdas y derechas (unión del tercio
medio con el tercio inferior de la pierna). Este tipo de lesión es más
compatible con accidentes u homicidios que con suicidios, pero puede suceder
que aún tomada la decisión de eliminarse por parte del hombre al arrojarse de
gran altura, todavía consciente y esto lo hace adoptar una actitud de defensa,
tratando de poner resistencia y t atando de proteger su tronco y abdomen ante
el choque inminente con el suelo.
Constituye un gesto innato natural que tiene
equivalente filogenético en los animales, como el gato, que si se le arroja de
una determinada altura siempre busca protegerse de alguna manera cayendo
apoyado sobre sus cuatro patas.
Además de estos cuadros traumáticos que denotan la ¨lesión
principal¨ hemos encontrado aquellos otros también importantes de ¨politraumatismos¨
donde existe más de una lesión lo suficientemente idónea para provocar la
muerte, ya sea aislada o conjuntamente. Los casos donde además de la fractura
de cráneo tienen fracturas costales o fracturas de vértebras lumbares y
dorsales, por haber caído de espalda.
También otros donde el cuerpo en su descenso golpea
con un objeto, balcón, toldos, distintas salientes del edificio y sufre
fracturas costales y luego la lesión principal al llegar al suelo; en otras
circunstancias el cuerpo antes de legar al suelo golpea contra algún vehículo,
rebota y recién llega al pavimento, encontrándonos con un politraumatizado.
Para el diagnóstico de la causa real de muerte,
igualmente nos fue muy útil el haber encontrado en la necropsia traumatismos
viscerales significativos con lesiones hepáticas, fisuras o
estallidos del órgano, cuando el individuo cae y golpea con la parte lateral
derecha del cuerpo o similares, en el bazo cuando es el hipocondrio o
flanco izquierdo el afectado. En estos casos al explorar la cavidad abdominal
encontramos un gran ¨hemoperitoneo¨ consecuencia lógica de la lesión
visceral.
Dentro de estos traumatismos de vísceras, revelados a
través de la necropsia, que acompañan a lesiones externas objetivables a la
inspección y que pueden constituir la causa eficiente de la muerte, los
estallidos hepáticos se dieron en 8 casos de los 40(20%) y los esplénicos
en 5 casos (12,5%). Además tuvimos 3 casos de estallido de riñón (7,5%),
en donde el sujeto había caído en cúbito dorsal, estallido o ruptura de
vegija 1 caso (2,5%) y estallido o ruptura de estómago 1 caso
(2,5%). En ambos órganos la ruptura es más frecuente en el momento en que están
llenos según nuestra verificación.
Referencias
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