3/22/2009

CÓMO KNOQUEAR LA DEPRESIÓN


Dicen las estadísticas que cuatro millones de personas sufren depresión en España, es decir, casi un 10 por ciento de la población, y que en 2020 esta epidemia del siglo XXI será la segunda causa de discapacidad en Europa, además de sufrirla ya 120 millones de almas en el mundo. Pero nosotros no sucumbimos ante el desaliento de las cifras, sabedores de que un puñado de información nada complicada, y una reeducación en los hábitos de esta población sufriente, puede disminuir ostensiblemente la catástrofe.

Porque quién no ha padecido alguna vez en su vida tristeza o bajada de ánimo, desinterés por lo que le rodea, problemas con el sueño…Según el estudio Esemed, uno de cada seis europeos caerá en depresión alguna vez en su vida, y sin embargo sólo un 25% de los casos querrá tratarse por no saber identificar los síntomas.

La buena nueva es que no necesariamente hay que acudir a los fármacos, sobre todo si comprobamos que cambiando aspectos de nuestro estilo de vida como la dieta, la falta de ejercicio o nuestra perspectiva de las cosas, aumenta nuestro bienestar.

Pongámonos pues en movimiento. Un compromiso tres veces por semana de ejercicios aeróbicos suaves empezará a arrojar los primeros resultados, al activarse la llegada de sangre al cerebro. El yoga, por ejemplo, tras una hora de práctica, según algunos estudios logra disminuir los niveles de cortisol y adrenalina ligados al estrés.

Y junto al aumento de actividad, aumento también en el consumo de nutrientes como los omega 3, zinc, selenio, las vitaminas D, B12, y el ácido fólico, cuya carencia ha quedado asociada a los síntomas de la depresión, como afirma el físico naturópata, Alan C. Logan, en su libro The Brain Diet, La Dieta del Cerebro. Es decir, comamos atún, salmón, caballa, sardinas, arenques, o semillas de lino y nueces.

Pero además de nutrir adecuadamente el organismo, ayudemos a la mente a deshacerse de lo que le inquieta escribiendo sencillamente en una papel lo que nos pasa. Diez, quince minutos de escritura diaria, tres o cuatro días consecutivos, contribuirán a eliminar nuestras emociones destructivas. Luego, hagamos una lista de las cosas que apreciamos en nuestra vida, intentando pensar en positivo, y fortaleciendo los lazos con nuestro entorno, disminuyendo así la sensación de soledad propia de los estados depresivos.

En algunos casos, hacer un voluntariado con colectivos que no tienen las necesidades básicas cubiertas, nos ayuda a considerar nuestra situación con otra perspectiva más alentadora. Y es que la solidaridad también puede ser una fantástica medicina.

La vida como todos sabemos, "no es un camino de rosa", pero este camino se puede tomar a través de dos vertientes:

1. A través de la actitud positiva mucho más saludable para todos y que genera fuertes impulsos que permiten la mejoría y modificación del mundo circundante.

2. Por la vertiente negativa: las personas que canalizan ideas negativas tienden a desenvolverse con más dificultades en la vida y se sienten abatidos y derrotados fácilmente ante cualquier tipo de acontecimiento adverso o contrariedad. Las ideas negativas arrastradas durante un largo periodo de tiempo pueden afectar de manera global a nuestro comportamiento ante la vida y puede potenciar la idea de ser un mártir al que toda fatalidad le ocurre. Los individuos negativos presentan mayor porcentaje a deprimirse.

Ante estas dos vertientes, reconocemos que una pizca de pesimismo nos puede ayudar a calibrar la realidad y a enjuiciarla correctamente. Pero por otro lado la actitud positiva y el sentido del humor nos ayuda a afrontar la vida con más decisión y valentía. El sentido del humor y la actitud positiva nos hace la vida más llevadera y aumenta nuestra esperanza de vida, en cálculos estadísticos.

Frente a adversidades o dificultades los individuos positivos generan unos mecanismos capaces de soportar cualquier situación de estrés de manera serena y calmada. La actitud positiva, es una elección consciente de tomar la vertiente optimista de la vida. El primer paso a seguir es no tomarnos en serio a nosotros mismos, fijarnos y darnos cuentas de nuestros defectos y de las numerosas situaciones absurdas de la que somos protagonistas o generamos a causa de nuestra actuación. Esta actitud optimista es un arma de doble filo, pues el exceso de optimismo si es desmedido llega a provocar la desidia o la irresponsabilidad en las acciones o actitud ante la vida.

La tendencia actual se caracteriza por el predominio del pesimismo frente al optimismo. La sociedad postindustrial ha exaltado de manera exacerbada el éxito laboral, el prestigio social y el individualismo como pautas de comportamiento a seguir para alcanzar la realización personal. Esta tendencia ha dejado en la cuneta a muchos individuos y ha causado numerosas muertes relacionadas directamente con el estrés, la presión social-laboral unido a la mal alimentación o comida basura.

Los individuos positivos poseen más posibilidades de acertar adecuadamente en la elección de su camino y expresan una mayor determinación a realizar lo que quieren, de igual modo no se achican en los periodos difíciles que la vida les acarrea, pues lo ven como un periodo transitorio del cual aprenderán algo.

¿Porque la esperanza de vida es mayor para los individuos con sentido positivo? Su actitud serena y lejos de las hostilidades, les proporciona:

Un aumento en las defensas naturales del organismo.

Disminuye las hormonas Cortisol, estas potentes hormonas son capaces de elevar la presión sanguínea o potenciar los niveles de estrés.

Envejecen mejor ya que se ríen de ellos mismos, pero no de la vida, que para ellos tienen un enorme sentido. Sus relaciones sociales son amplias y duraderas, saben expresar sus sentimientos adecuadamente, tienden a no expresar públicamente el enfado pero lo manifiestan suspicazmente.

Por lo general no son personas rencorosas ni envidiosas, con lo cual sufren menos o le afectan menos los altercados con otros individuos.

Autor:Comité Editorial Salusline

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