7/13/2009

Planificación del viaje

Ya nos hemos asegurado que nuestro vehículo está en condiciones para llevarnos de forma segura, y hemos conseguido cargarlo sin dejarnos la espalda en ello. Así que estamos listos para partir hacia nuestro punto de descanso. Normalmente es un viaje largo, mucho más largo de lo que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados, así que resulta aconsejable llevar los deberes hechos de casa y tenerlo todo planificado.

Pero ésto tampoco quiere decir tener una planificación al minuto. Si surge cualquier tipo de imprevisto, nos tirará al aire la planificación y nos creará estrés que puede resultar peligroso durante la conducción. Y en un viaje tan largo, los imprevistos son básicamente imposibles de evitar: atascos, mareos u otras necesidades fisiológicas de los pasajeros, obras en la vía, etc. Por lo tanto, será muy importante no salir con el tiempo justo, tener cierto margen de maniobra. Además, nos vamos de vacaciones precisamente para olvidarnos de la sensación de ir con el tiempo justo.


Naturalmente, la planificación se simplificará bastante si disponemos de un navegador. No obstante, hay que tener en cuenta que el navegador es un instrumento complejo, que para ser utilizado con seguridad requiere mucha responsabilidad por parte del conductor. Antes de salir con él a la carretera, debemos conocerlo bien.

Incluso si disponemos de GPS, es muy recomendable tener planificado el trayecto de antemano. El navegador sigue ciertos criterios para seleccionar la ruta que pueden no coincidir con los nuestros. Por ejemplo, a lo mejor queremos evitar pasar por cierto lugar que sabemos estará colapsado. Podemos comprobar la ruta aconsejada por el aparatito utilizando modo simulación, probando diferentes opciones para programar el destino.

Internet nos proporciona herramientas muy útiles para planificar tanto la ruta como las paradas. Hablo de páginas del estilo viamichelin o google maps, que nos permitirán calcular la ruta más apropiada, el coste (en gasolina y peajes) del viaje y su duración. Podremos utilizar estos datos para programar el navegador, o bien imprimir instrucciones detalladas si no disponemos de él.

En el caso de no disponer de navegador, naturalmente resulta imprescindible disponer de mapas detallados de la zona. No solo para conocer la ruta a tomar, sino también en caso de imprevistos. Por si nos perdemos, en definitiva.



Algo muy importante a tener en cuenta en la planificación del viaje es que no podemos conducir demasiado tiempo seguido. A partir de las dos o tres horas, el cansancio hace mella en nuestra capacidad de atención y de reacción, repercutiendo negativamente en la seguridad. Incluso los pasajeros agradecerán poder cambiar de postura y estirar las piernas. Tener una parada programada cada 200 o 300 kilómetros aumentará en gran medida la seguridad y confort del viaje.

Por supuesto, si existe la posibilidad, turnarse al volante reducirá en gran medida los riesgos derivados del cansancio. Eso sí, el conductor en la reserva hará bien de no hacer comentarios sobre la conducción. Y mucho menos recriminar cualquier error. Los conductores podemos ser los peores pasajeros, ¿verdad?

Una alternativa interesante es convertir esas paradas de descanso en mini-visitas turísticas a algún lugar pintoresco cercano a nuestra ruta. Quizá no podremos ver todo un pueblo, pero si un par de monumentos. Así conseguiremos mitigar el cansancio y monotonía del viaje, que será mucho más agradable. De hecho, estaremos convirtiendo el traslado en una parte más de las vacaciones.

Ésto último puede ser aún más interesante si llevamos a niños. Quemar energías realizando una actividad antes de volver a la carretera hará que estén más tranquilos. Cuanto más cansado, menos darán por culo excitados estarán en el coche.

En resumidas cuentas, una buena y flexible planificación pueden convertir un tedioso desplazamiento en un agradable paseo. Al fin y al cabo, las vacaciones empiezan desde que salimos, y por lo tanto, tienen que ser divertidas y seguras.

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