7/13/2009

Conducción eficiente


Javier Costas

En las entregas anteriores de nuestro especial hemos incidido en la importancia del mantenimiento del vehículo como algo elemental, así como planificar el viaje y disfrutar de márgenes de tiempo para imprevistos, para evitar prisas y estrés. Nos vamos de vacaciones, y el estilo de vida estresante lo tenemos que dejar en casa.

Ahora bien, el viaje debe ser seguro y también puede salir económicamente si tenemos algunos aspectos en cuenta que normalmente pasan desapercibidos. El coste principal durante el transporte es el del combustible y para bajarlo no hay mejor remedio que la conducción eficiente.

Tenemos que pensar como ingenieros, ver cómo podemos optimizar todas las variables que inciden en el consumo del vehículo. Vamos a verlas detenidamente. Básicamente un vehículo consume en función de los siguientes factores: peso, aerodinámica, velocidad, orografía, uso de aparatos eléctricos, estilo de conducción y condiciones mecánicas.


Peso


Durante el proceso de empaquetado y preparación de las maletas seguro que podemos ir sacando cosas que no van a sernos útiles, procurando minimizar el peso que vayamos a llevar con nosotros. En ningún caso podemos sobrepasar el límite legal de carga del vehículo, o estaremos aumentando nuestras posibilidades de sufrir un accidente al alterar la dinámica del coche.

Del maletero hay que sacar todo lo que no sea útil o imprescindible y tratar de aligerarlo un poco. No estamos hablando, obviamente, de dejar en casa las herramientas, rueda de repuesto, triángulos o bombillas. El ahorro de peso debe hacerse con cabeza. Me refiero más a cosas que no vayan a sernos útiles durante el viaje y en destino.



De todas formas, no hay que obsesionarse, una cosa es eliminar objetos innecesarios (como esquís para ir a la playa) y otra tener dolores de cabeza por ahorrar 10 kilogramos. Eso en el consumo y la dinámica del coche no lo vamos a notar, pero sí podemos evitar la dantesca imagen de un coche sobrecargado que prácticamente va arrastrando el culo por la carretera.


Aerodinámica


¿Tenemos baca en el coche? Aquí se abren dos posibilidades: si vamos a utilizarla o si no. La baca es un elemento que altera la aerodinámica del coche a peor. A menos que vayamos a utilizarla, la dejaremos en casa para lograr un ligero descenso del consumo de combustible. En caso de utilizarla, hay que reducir al máximo la superficie en contra del viento, es un auténtico aerofreno.



Durante el trayecto, las ventanillas han de ir subidas, a menos que no tengamos más remedio (modelo sin aire acondicionado). Resulta risible ver a gente conduciendo a velocidad de autopista con las ventanillas bajadas, aumentan el consumo de combustible más de lo que creen y encima corren el riesgo de que les entre un insecto, con todo lo que eso supone.

Si nuestros pasajeros más pequeños tienen la manía de bajar las ventanillas, algunos modelos tienen un dispositivo para bloquear sus elevalunas. Es mucho mejor utilizar la climatización del coche, que debe estar a una temperatura razonable, ni muy fría (podemos ponernos enfermos), ni muy caliente (da somnolencia).

¡Bajo ninguna circunstancia circules con los retrovisores plegados! Sólo admito una excepción, y es que un retrovisor esté roto, sea inútil y estemos de camino al taller. Si no vamos a utilizar la radio (FM/AM o la de radioaficionado) las podemos desmontar para mejorar un poco la aerodinámica (incidencia mínima en el consumo) y evitar que nos la roben.



Y otra cosa, si tenemos una pieza de carrocería dañada por un golpe y afecta a la aerodinámica, ya sabéis lo que toca: aumento de consumo. No es demasiado difícil ver a alguien con una pieza medio colgando de los bajos mientras va tranquilamente por una autopista.


Velocidad


¿Qué cuesta más, empujar una caja de 20 kilogramos que está parada o una que está en movimiento? Los más avispados de la clase habrán respondido que lo segundo, y así es. El motor siempre agradecerá circular a una velocidad constante, a igualdad de inclinación. Las variaciones de velocidad (aceleraciones) aumentan notablemente el consumo.

Otro tema es el de la velocidad de crucero. Ya hemos hablado largo y tendido sobre las consecuencias de la velociad excesiva en lo referente a la seguridad activa. Respetarlos límites de velocidad siempre es una buena idea: más seguridad, economía y tranquilidad. El que necesita ir más deprisa para ir espabilado tiene un problema, y el primer paso es reconocerlo.



Para mantener un ritmo constante, o más o menos constante, es recomendable utilizar el limitador o regulador de velocidad del vehículo. Estas técnicas ya las dejé plasmadas en otro artículo que recomiendo leer al que se lo haya perdido, explicando con detalle cómo optimizar el gasto, sin sacrificar velocidad media y confort.

A modo de recordatorio, pasados 110-130 km/h el consumo de combustible no sube proporcionalmente a la velocidad, sino mucho más rápido. Por cierto, y aunque suene de cajón, hay que evitar las retenciones. Las autopistas de peaje, itinearios alternativos o viajar en el intervalo horario correcto son mano de santo.


Orografía



Los afortunados que hayan viajado por Europa se han dado cuenta más que nunca de lo poco liso que es nuestro país en casi toda su extensión. Esta variedad de altitudes es muy influyente en el consumo del vehículo. Cuando subimos el motor hace frente a un esfuerzo adicional debido a la gravedad, la energía potencial (dependiente de la altura) del vehículo aumenta.

A igualdad de condiciones, un trayecto de una altitud A a una altitud B, siendo B menor que A , supone un gasto inferior que partir de una altitud B con destino a una altitud A. Lo que haya entremedias da igual, lo que cuenta es la diferencia absoluta entre esos dos puntos. Traducido a castellano, ir de Madrid a la playa siempre es más económico que el trayecto de vuelta.



Aprovechemos la orografía en nuestro beneficio. Aprovecha las pendientes nulas o descendentes para recuperar velocidad y ataca las pendientes ascentendes a una velocidad ligeramente inferior a la de crucero. Por ejemplo, subir a 110 km/h, llanear a 120 km/h y cuesta abajo no dejarle pasar de 130 km/h (en la práctica iremos un poco más despacio por el error del velocímetro).

Lo que ha de evitarse es utilizar una pendiente empinada para acelerar, el esfuerzo al motor será muy superior y eso le hará gastar más carburante. No reduzcas de marcha subiendo a menos que sea necesario, los motores modernos pueden aguantar esfuerzos en quinta o sexta sin reducir. Si es un automático, utiliza el cambio secuencial para tratar de mantener la relación más larga.


Uso de aparatos eléctricos



En este apartado sólo quiero recordar que cualquier aparato consumidor de energía del vehículo toma ésta del depósito de combustible. Cierto es que la energía eléctrica la produce el alternador, pero cuanta mayor sea la demanda, más esfuerzo va a provocar al motor para moverlo. Esto se demuestra mediante complejas ecuaciones de física elemental con las que no os voy a torturar.



Aunque la incidencia en el consumo sea pequeña, procuremos reducir el gasto eléctrico en el coche, excepto en el aspecto de las luces, las cuales recomendamos tener encendidas para mejorar nuestra visibilidad de cara a otros conductores y aumentar la seguridad. Tenlo presente, electricidad = petróleo, la energía no se saca de la nada.


Estilo de conducción


Si hemos planificado adecuadamente el viaje tendremos un estado de serenidad y sangre más fresca, idóneas para pensar racionalmente y aumentar la eficiencia. Por ejemplo, si en vez de ir a 120 km/h vamos a 115 km/h, en un viaje de cuatro horas sólo vamos a tardar unos insignificantes minutos más, y la diferencia en combustible se va a notar.

Esto es como la pescadilla que se muerde la cola, cuanto más bajamos la velocidad, más económico, pero tiene un límite. Ir a menos de 90 km/h en un viaje largo no me parece una recomendación muy responsable si conducimos un turismo. Si vamos en caravana, tirando de un remolque o similares, entonces ya no es tan descabellado.



Otra cosa que es importante por obvia y perogrullesca que parezca: no te piques. En el destino no habrá ninguna mujer despampanante con una bandera de cuadros y una botella de champán XXL. La conducción eficiente es como el ajedrez, la tranquilidad es una ventaja táctica y estratégica.


Condiciones mecánicas

Llegados a este punto parto de la suposición de que el vehículo ha sido revisado adecuadamente y que se han mirado los niveles, filtros, estado de los neumáticos, etc. Por si alguien está despistado al respecto, hay que comprobar la presión de los neumáticos, en frío y antes de salir. ¿Cómo llevamos el coche de cargado?

No es lo mismo ir cargado que conduciendo solo, por eso hay que utilizar la presión de inflado correcta para cada circunstancia, que hay que consultarla en el manual de instrucciones o en inscripciones en la tapa del combustible, en el hueco de las puertas, etc. Este aspecto también nos ayudará a reducir el consumo de combustible.



Si se va a circular con casi total seguridad sobre seco, es admisible una ligera sobrepresión de los neumáticos sobre la recomendada para reducir el consumo de combustible, hasta +0,3 bares. Lo que no se puede tolerar es llevar los neumáticos con una presión excesiva. Es cierto que ahorraremos combustible, pero también podemos ahorrarnos años de vida, y con estas cosas no hay que jugar.


Corolario

Conducir de forma eficiente es muy sano y recomendable, pero recordad que todo tiene un límite. Hay ciertas cosas que NO se deben hacer con tal de reducir el consumo, que ya lo expliqué en una ocasión anterior (parte 1 y parte 2), la seguridad va por delante de la economía. Plegar retrovisores, circular a rebufo u olvidarse de la existencia del freno no es seguro.



Además, descubrirás que cuanto más te concentras en hacer una conducción económica, más vas a vigilar todos los aspectos del tráfico. Así, difícilmente tendrás accesos de somnolencia, pero si los tienes, no te compliques la vida y haz una paradita del tiempo que haga falta. El cielo puede esperar.

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