8/29/2011

...volver a intentarlo una y otra vez...


“El elefante del circo estaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo, enterrada sólo unos centímetros en la tierra.

Aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía que ese animal, capaz de arrancar un árbol con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir. ¿Que lo mantiene? ¿Por qué no huye? Era mi pregunta. Pregunté a las personas mayores y algunos me dijeron que el elefante no escapaba porque estaba amaestrado.

La pregunta entonces fue: – Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo hubo alguien que me dió la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. En aquel momento, el elefante empujó y tiró tratando de soltarse. A pesar de todo su esfuerzo, no pudo.

La estaca, era ciertamente, muy fuerte para él. Al día siguiente volvió a intentar, y también el otro, y el siguiente… Hasta que un día, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino”

Como dice el autor, “este elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque…. CREE, que no puede”. Él mismo detiene su iniciativa y no se permite avanzar. La moraleja tiene que ver con la perseverancia, tiene que ver con no abandonar nuestros propósitos, con perseguir nuestros objetivos, con volver a intentarlo una y otra vez sin tirar la toalla.

Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

Como no pude en el pasado, hoy tampoco podré...profecía autocumplida si la aceptamos, ¿no?

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