
A Ferry Mansfield le diagnosticaron cáncer de mama en 2005. Con 31 años, el cáncer le enseñó quién era ella en la vida, y quiso enfrentarse a él con lo que mejor sabía hacer: fotografiar. Estaba acostumbrada a inmortalizar los espacios y las cosas que vivía, que disfrutaba. Aunque ella no lo eligió, el cáncer quiso irse a vivir con ella. Así que tuvo que contar con él para captar con sus focos su nuevo hogar.
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