Las victorias en distintas disciplinas reflejan la evolución del país. Ahora los ciudadanos son más altos y entrenan con métodos más avanzados
"¿Cuántos países pueden decir que en dos meses han ganado el Giro, el Tour, la Eurocopa de fútbol, Roland Garros y Wimbledon?"
Geoff Pingree-Lisa Abend / The Christian Science Monitor
Una gran ovación se elevó desde la plaza de San Andrés de Madrid el domingo cuando los fans del ciclismo, reunidos en torno a las pantallas de televisión, vieron a Carlos Sastre pedaleando en torno al Arco de Triunfo de París para ganar el Tour de Francia. Pero la ovación fue moderada comparada con el rugido que saludó la victoria de Rafael Nadal en Wimbledon dos semanas antes, o la bulliciosa fiesta que se prolongó durante toda la noche por la victoria de la Selección en la Eurocopa.
Con esta impresionante racha de victorias, España ha surgido como una potencia internacional del deporte. De hecho, en 2007, los atletas españoles que compiten en los deportes de la Federación Olímpica ganaron 66 medallas en competiciones internacionales y 114 en las europeas, frente a las 21 y 22, respectivamente, cosechadas en 2003. España se está preparando ahora para obtener unos resultados sin precedentes en los Juegos de Pekín.
Lo que antes parecían triunfos aislados se está convirtiendo en una tendencia nacional. Este cambio puede explicarse en parte por la creciente prosperidad española. A medida que el país se ha enriquecido, sus ciudadanos se han hecho más altos y fuertes. Desde que España se convirtió en una democracia en 1978, los españoles son de media, nueve centímetros más altos que los que nacieron en los años 40 (casi tres centímetros más que el aumento de la media europea).
“Antes, nadie podía permitirse comer mucha carne, por eso la dieta no era muy rica en proteínas”, dice Óscar Fornet, periodista de deportes del diario El Mundo. “Pero ahora tenemos la misma calidad de vida y la misma dieta que el resto de Europa”. Unido al boom económico español, su pertenencia a la Unión Europea también ha supuesto una mayor inversión en deportes. En los últimos cinco años, las subvenciones estatales a las asociaciones de deportes federadas han aumentado hasta 75 millones de euros frente a 60 millones en 2003. “Nuestras instalaciones son tan buenas ahora que hemos conseguido que deportistas de la talla de Lance Armstrong vengan a entrenar aquí”, añade Fornet.
Mejores técnicas
Las oportunidades de entrenamiento y los regímenes de los atletas españoles también han mejorado. Siguiendo un nuevo enfoque para fortalecer el entrenamiento, el entrenador de Nadal ha aprendido a alejarle de las pesas, lo que ha mejorado la flexibilidad de la musculosa estrella de tenis.
Y los ciclistas del país, que tradicionalmente sólo destacaban en las subidas de montaña, han mejorado sus sprint uniéndose a equipos extranjeros, como el equipo danés de Sastre, el CSC.
Estos cambios alientan las perspectivas olímpicas de España. La semana pasada, el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, dijo a los periodistas que este sería el “equipo olímpico más fuerte de la historia del país”.
Aunque Nadal hace a España favorita a medalla, puede que sea en la nadadora sincronizada Gemma Mengual en la que se posen más esperanzas. La catalana ha ganado cuatro campeonatos del mundo, pero nunca un metal olímpico, quedándose a poco de obtener el bronce en Atenas 2004. Ahora tiene 31 años y va a competir en sus últimos Juegos. Pero independientemente del comportamiento de Mengual, España está situada para obtener un gran resultado en Pekín.