Entre 5.000 y 8.000 personas se infectan cada año en los hospitales
españoles por la inadecuada introducción de catéteres, algo que se
produce durante su estancia en las unidades de cuidados intensivos. De
los infectados, un 10%, entre 400 y 600 personas, fallecen por
infecciones como la bacteriemia relacionada con catéteres, conocida
como BCR.
Estos datos fueron expuestos Alba Riera i Badia, responsable de
enfermería Clínica de UCI del Área General del Hospital Universitari
Vall d´Hebron en la Jornada sobre "Actualización en Terapia
Intravenosa" que se ha celebrado recientemente en Barcelona,
organizada por Laboratorios Rovi y las empresas Becton Dickinson
España y 3M España, éstas últimas líderes en el desarrollo y
fabricación de catéteres periféricos y de sistemas de fijación de
catéteres, respectivamente.
De los datos facilitados por los expertos, se deduce que
eventualidades como pinchazos accidentales en el momento de introducir
un catéter para suministrar un medicamento pueden exponer al paciente
al riesgo de contraer hepatitis, flebitis, trombosis, edema pulmonar,
afectación nerviosa, Sida o incluso provocar la muerte. Esta
situación, que obliga al paciente a permanecer en UCI una media de 20
días más, tiene un coste elevado para las administraciones públicas.
Al evento, en el que se proporcionó esta información, asistieron más
de 300 profesionales del sector sanitario, quienes destacaron la
urgente necesidad de potenciar la seguridad del paciente con la
adopción de medidas de uso y manipulación dictadas por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) para reducir el nivel de infecciones durante
la inserción de catéteres venosos. La jornada constó de cuatro bloques
en los que se puso de manifiesto cómo a partir de una práctica
asistencial de base en terapia intravenosa se puede investigar en la
línea de enfermería, desarrollar nuevo aprendizaje en cuidados e
innovar de forma eficiente, en este área de intervención. El
desarrollo del mismo ha contado con la colaboración de la Unión
Española de Sociedades Científicas de Enfermería (UESCE), la
Associaciò catalana d´enfermeres de control d´infecciò (ACICI) y el
Instituto de Salud Carlos III.
Los especialistas trataron aspectos sobre el manejo de los catéteres
intravenosos en relación a los tipos y recomendaciones sobre su
manipulación. Propusieron una revisión y puesta al día, tanto de los
catéteres periféricos como centrales, así como la comunicación de su
experiencia en la administración de quimioterapia y la exposición de
los criterios del CDC (Centro de Enfermedades Infecciosas de Atlanta)
relativa a las formas de la inserción de accesos venosos (centrales y
periféricas). Sobre este punto, se constató que la administración de
quimioterapia a través de un catéter central de inserción periférica
permite mejorar la seguridad y fomentar la satisfacción del paciente.
Para ello, la formación y experiencia en el uso de catéteres por parte
de la enfermera es fundamental en la disminución de las complicaciones
derivadas de la utilización de catéteres intravasculares.
También se abordaron dos cuestiones de la terapia IV que deben ir muy
unidas en la práctica clínica como son la innovación tecnológica y la
calidad. En este punto, se trataron aspectos sobre el control de
infección en la UCI; el conocimiento y manejo de los apósitos de
fijación; el mantenimiento y las curas del acceso venoso; el uso de
"sistemas cerrados" y la evolución de los accidentes por
bioinoculación, declarados en un contexto específico. A este respecto,
concluyeron que los avances tecnológicos no sólo mejoran la calidad
asistencial, también la seguridad, tanto para el paciente como para el
profesional. Por otra parte, los ponentes destacaron que la aplicación
correcta de los conocimientos disponibles actualmente y los recursos
adecuados pueden disminuir las tasas de infección, como se ha
demostrado en los constantes estudios presentados en la jornada.
En relación con la higiene hospitalaria y la prevención de
infecciones, se trataron aspectos y técnicas fundamentales en la
seguridad del pacientes relacionadas con el lavado de mano y la
asepsia de la piel del paciente así como la revisión de las
complicaciones en el uso de los catéteres vasculares. "Tan sólo entre
el 30-40% de las ocasiones, se efectúa una correcta higiene de manos
debido a la sobrecarga asistencial y la falta de información", afirmó
Carmen Ferrer i Barberá, enfermera responsable de Control de Infección
en el Hospital Universitario Vall d´Hebron. Las actividades que
mejorarían la higiene de manos entre el personal sanitario son la
introducción de soluciones hidroalcohólicas con gran poder antiséptico
sin irritar la piel, y programas formativos con el propósito de llevar
a cabo, con garantías, las técnicas de inserción de catéteres. Este
hospital universitario efectuará una campaña de higiene de manos para
prevenir las infecciones en los pacientes durante la introducción de
catéteres en el primer semestre de 2008 cuyos resultados se evaluarán
durante el segundo semestre.
La enfermería basada en la evidencia fue otro de los temarios que
estuvo presente en esta jornada. En esta sección se abordaron
cuestiones como la prevención de la sepsis que tienen origen en la
infección de catéteres venosos centrales y la incidencia de
bacteriemia que se desprende después del cambio de procedimientos en
la manipulación de los catéteres venosos centrales. En este bloque, se
dio a conocer la contribución de un programa piloto que se está
llevando a cabo también en el Hospital Universitario de Vall d´Hebron
para reducir la infección conocida como bacteriemia relacionada con la
introducción de catéteres (BRC) en UCI. El objetivo previsto por este
plan de prevención es reducir a 4 episodios de bacteriemia por 1.000
días de permanencia en UCI. Esta cantidad representaría un 40% menos
respecto a la tasa de hace cinco años y un 20%, respecto a 2006 en las
UCI españolas.
La flebitis es otra de las complicaciones de los accesos venosos que
contraen los pacientes hospitalizados. En este punto, destacaron los
resultados alcanzados por el Centro Médico Delfos de Barcelona que,
tras un estudio prospectivo de un mes realizado en 2005 y diversos
cambios en el protocolo del manejo de los catéters en 2006,
actualmente ha conseguido reducir a 500 la cifra de episodios de
flebitis al año con el recambio de los catéteres cada 4 días y la
corrección de los factores de riesgo.
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