La teoría del autoconcepto fue desarrollada por el psicólogo canadiense Charles Rogers en la década de 1950. Según esta teoría, el autoconcepto es la imagen mental que una persona tiene de sí misma, que se basa en las experiencias pasadas, las interacciones sociales y las características físicas y psicológicas.
Dentro del autoconcepto, existen tres tipos de sujetos que se diferencian por la forma en que se perciben a sí mismos y cómo esto influye en su comportamiento y emociones. Estos son los sujetos autorreferentes, autoeficaces y negativistas.
Los sujetos autorreferentes son aquellos que se centran en su experiencia subjetiva y en cómo se sienten en situaciones determinadas. Tienen una buena conciencia de sus emociones y sentimientos, y buscan comprenderlos y expresarlos de manera efectiva. Además, son capaces de evaluar objetivamente su propio comportamiento y ajustarlo en consecuencia. Por ejemplo, si un sujeto autorreferente está estresado en el trabajo, puede tomar medidas para reducir su carga de trabajo o hablar con su jefe sobre la situación.
Los sujetos autoeficaces son aquellos que confían en su capacidad para manejar situaciones difíciles y lograr sus objetivos. Tienen una actitud positiva y proactiva hacia los desafíos y son capaces de desarrollar estrategias efectivas para enfrentarlos. Por ejemplo, si un sujeto autoeficaz se encuentra con una tarea difícil en el trabajo, puede dividirla en pasos más pequeños y abordarla de manera sistemática para lograr el éxito.
Por otro lado, los sujetos negativistas son aquellos que se enfocan en los aspectos negativos de su experiencia y tienen una baja autoestima. Suelen tener dificultades para manejar situaciones estresantes y para encontrar soluciones efectivas a los problemas. Por ejemplo, si un sujeto negativista está enfrentando un problema en el trabajo, puede sentirse abrumado y sin capacidad para resolverlo, lo que aumenta su estrés y ansiedad.
En resumen, los sujetos autorreferentes tienen una buena comprensión de sus emociones y comportamiento, los sujetos autoeficaces confían en su capacidad para enfrentar los desafíos y lograr sus objetivos, mientras que los sujetos negativistas tienden a centrarse en los aspectos negativos y tener una baja autoestima. La identificación de estos patrones de autoconcepto puede ser útil en el tratamiento de problemas emocionales y comportamentales.
Aquí te dejo algunas referencias bibliográficas y evidencia sobre los sujetos autorreferentes, autoeficaces y negativistas:
- Bandura, A. (1977). Self-efficacy: Toward a unifying theory of behavioral change. Psychological Review, 84(2), 191-215.
- Bandura, A. (1986). Social foundations of thought and action: A social cognitive theory. Prentice-Hall.
- Carver, C. S., & Scheier, M. F. (1998). On the self-regulation of behavior. Cambridge University Press.
- Dunkley, D. M., Zuroff, D. C., & Blankstein, K. R. (2003). Self-critical perfectionism and daily affect: Dispositional and situational influences on stress and coping. Journal of Personality and Social Psychology, 84(1), 234-252.
- Joormann, J., & Siemer, M. (2004). Memory accessibility, mood regulation, and dysphoria: Difficulties in repairing sad mood with happy memories? Journal of Abnormal Psychology, 113(2), 179-188.
- Kross, E., Ayduk, O., & Mischel, W. (2005). When asking “why” does not hurt: Distinguishing rumination from reflective processing of negative emotions. Psychological Science, 16(9), 709-715.
- Lazarus, R. S., & Folkman, S. (1984). Stress, appraisal, and coping. Springer.
La teoría de la autoeficacia de Bandura es una de las teorías más influyentes en el estudio de los sujetos autorreferentes y autoeficaces. La autoeficacia se refiere a la creencia de una persona en su capacidad para lograr un objetivo o realizar una tarea específica. Los sujetos autoeficaces tienden a tener una mayor autoconfianza y motivación para lograr sus metas, mientras que los sujetos negativistas tienden a tener una baja autoeficacia y una tendencia a enfocarse en las posibilidades de fracaso en lugar de en las posibilidades de éxito.
Dunkley, Zuroff y Blankstein (2003) encontraron que los sujetos autoeficaces tienen menos estrés y son más efectivos en la resolución de problemas que los sujetos negativistas.
Joormann y Siemer (2004) descubrieron que los sujetos autorreferentes tienen más éxito en regular su estado de ánimo mediante el acceso a recuerdos felices.
Además, Kross, Ayduk y Mischel (2005) sugieren que los sujetos autorreferentes son más propensos a reflexionar sobre sus emociones de manera constructiva y a encontrar soluciones efectivas a sus problemas.
En resumen, los sujetos autorreferentes, autoeficaces y negativistas se diferencian en su autoconfianza, motivación y capacidad para afrontar el estrés. La teoría de la autoeficacia de Bandura y la investigación empírica respaldan la importancia de desarrollar habilidades de afrontamiento saludables y una mayor autoconfianza para lograr el éxito y la resiliencia en la vida.
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