Y llovieron patadas y llovieron puñetazos.
El hombre que desea ser infeliz halla el modo de poner a prueba su rumbo.
El hombre que busca el rumbo adecuado halla el camino de ser feliz.
Si, lo asumo, tengo ese Imán para esos avisos “especiales”, diferentes. Esos que con frecuencia ponen a prueba nuestro máximo potencial y no pocas veces colocan nuestra propia integridad física en el alero.
Alguien decide lesionarse tras beber, ingesta de fármacos y drogas… cuando se ve desfallecer llamada de alerta antes de morir desangrado.
Corte y sangrado abundante tras meter extremidad en un cubo de agua caliente…
Compresión y vendaje frenan la hemorragia venosa, no compromiso arterial.
A ojos poco entrenados se encuentra inconsciente y al borde de la muerte, pero se resiste a la apertura de párpados y moviliza pies al dolor.
Pupilas medias isocóricas y reactivas.
Tensión arterial dentro de la normalidad. Ligera taquicardia, pulso lleno. Resto de constantes también son totalmente normales.
Paciente dispuesto para traslado a hospital donde será atendido por un cirujano.
Presencia policial, que acudió a su llamada de auxilio, nos ayuda a gestionar la situación. Todo parece controlado y dentro de los parámetros de seguridad para paciente y equipo.
En un segundo y sin previo aviso se agita, grita, se descontrola y llueven patadas y llueven puñetazos. Se arranca la vía, sangre y más sangre…Golpe en una ceja a un compañero técnico, golpe en la cara al otro…saltan objetos, se rompe cenicero y vuela algún vaso de la mesa que se hace añicos a nuestro lado…El caos…
Hemos pasado del control al descontrol sin previo aviso, nada lo hacía preveer y hemos de reaccionar tan rápidamente como su agitación y descontrol.
Hemos de evitar que se lesione más y asegurar nuestra propia integridad.
Policía apenas puede sujetarle mientras le sedo con difusor intranasal. Su fuerza es descomunal…Midazolam hasta tres ampollas, dosis que a ti y a mi nos dejarían como un tronco, a él simplemente le relajan y algún bostezo…
Intentar otra vía y comenzar puñetazos de nuevo…
Conseguimos hacernos con él, no fue nada fácil…
Traslado con medidas de contención y al llegar a hospital el paciente va dormido…Tratan de coger otra vía y vuelve la lluvia de golpes, esta vez es contenido por compañeros y personal de seguridad…muchas manos que apenas pueden con un solo hombre…
No hubo que lamentar daños en ningún componente del equipo.
Sólo la precaución y la alerta nos hará estar preparados para afrontar lo inesperado.
Porque en este trabajo lo inesperado se hace frecuente y con esa frecuencia llueven puñetazos y golpes…
Nada habló, ninguna explicación. No seré yo quien juzgue motivos y comportamiento…
Hay que estar muy desesperado para llegar a ciertos límites.
Sólo te diré que hay soluciones, aunque hoy no las veas, créeme que las hay.
Busca personas, busca herramientas y nunca desistas en la lucha. Los puñetazos y los golpes se pueden evitar.
Quizá alguien esté al borde de esa desesperación y necesita saber que no es el camino. El camino de los puñetazos y golpes no es más que el camino al interior de esta ambulancia.
Quizá este post ayude a ese alguien que necesita leer, necesita escuchar que el único camino es el de pedir ayuda y si busca hallará gente dispuesta a prestar esa ayuda.
Y así otra batalla y así una profesión.
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