Casi 50.000 enfermeras y matronas prescriben a diario mientras en España sigue la polémica.
El Consejo General de Enfermería (CGE) ha organizado en Londres, junto con el Consejo de Enfermería y Matronas británico (NMC) una sesión de trabajo para poder comprobar sobre el terreno la experiencia de enfermeras y enfermeros a los que les sorprende hablar de “prescripción”, ya que para muchos de ellos forma parte de su trabajo diario.
En palabras de Nancy Kirkland, enfermera y presidenta del NMC, alrededor de 48.000 enfermeras en el Reino Unido tienen título para poder prescribir aparatos, medicamentos y apósitos que se encuentran dentro de lo que se denomina Formulario para enfermeras prescriptoras de la comunidad. De esa cifra de profesionales enfermeros y matronas, unos 14.000 son independientes, es decir, pueden prescribir cualquier fármaco para cualquier condición médica excepto algunos medicamentos controlados, aunque sólo deben hacerlo con los que sean inherentes a su ámbito de ejercicio profesional y adecuados a su nivel de competencia.
Ventajas
El doctor Tony Stern, que lleva ejerciendo la medicina general desde hace 27 años, asegura que la mayoría de sus homólogos están satisfechos con las competencias de las enfermeras prescriptoras, ya que muchas dolencias son tratadas y resueltas por ellas, colapsando menos las consultas. Los pacientes muestran, según ponen de manifiesto numerosos estudios, una altísima satisfacción, ya que encuentran en las enfermeras mayor tiempo de atención, un seguimiento personalizado y un diagnóstico completo o derivación a otros servicios médicos si así lo requiere el caso.
En su opinión, los médicos que no apoyan esta práctica pueden creer erróneamente que están siendo amenazados en su práctica habitual, ya que no lo ven como un beneficio obviando que en el área sanitaria hay una gran carga de trabajo. Matt Griffiths, profesor y consultor de prescripción y gestión de medicamentos del Royal College of Nursing, corrobora esta idea afirmando que las enfermeras cada vez son más responsables y eficaces, pero “ellas no pretenden ser médicos, sino buenas profesionales en aras del bienestar de los pacientes”.
Formación
Uno de los hechos más destacados por todos los presentes durante la reunión de trabajo con respecto a las enfermeras españolas fue recogido por Paul Robinson, responsable de la política ministerial para el programa de prescripción enfermera y no médica, quien incidió en su excelente formación académica y profesional.
Por su parte, Máximo González Jurado, presidente del CGE español, puntualizó que los créditos en farmacología para enfermeras son los mismos que en medicina y el doble que en odontología, por lo que según su criterio es necesario regular la situación que provoca la Ley del Medicamento, en donde las enfermeras prescriben “de hecho, pero no derecho” al no estar reconocidas legalmente para prescribir, lo que provoca estar yendo contra la legislación vigente.
En el Reino Unido, para que los profesionales enfermeros puedan prescribir deben haber completado un programa de formación aprobado por el NMC, tener su estatus de prescriptores reconocido en el registro del NMC y estar trabajando en un puesto de prescripción designado. En el mes de mayo de 2006 el Consejo de Enfermería y Matronas británico produjo los Estándares de competencia para enfermeras y matronas prescriptoras, formalizando así un documento que incluye estándares para un ejercicio ético de la profesión con respecto a la administración de medicamentos.
Recomendaciones
Liz Plastow, consultora profesional de enfermería especializada de Sanidad Pública de la comunidad y en la gestión de medicamentos en el NMC, indicó que en España sería necesario buscar el consenso con otros sectores como los médicos de Atención Primaria y los farmacéuticos, principales especialidades que se verían afectadas por la reforma, así como con grupos de pacientes, tal y como ocurrió en Reino Unido, con el único objeto de mejorar la situación laboral de los profesionales enfermeros y mejorar el acceso de los medicamentos a las personas que lo requieran.
Los resultados satisfactorios obtenidos desde el año 1992 (ninguna denuncia por parte de pacientes) ponen de relieve que la prescripción enfermera ha traído más ventajas que perjuicios, por lo que el trabajo multidisciplinar para avanzar en este tema es necesario, tanto en beneficio de los propios profesionales como, en definitiva, para los pacientes, el verdadero objeto de interés de la existencia de las profesiones sanitarias.
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