1/05/2020

Comunicación de malas noticias (MN)...

¿Qué son las malas noticias, mala noticia? => aquella que afecta negativamente a las expectativas de la persona, bien por ser ella la directamente afectada o por ser alguna persona de su entorno la afectada...


¿CÓMO DAR MALAS NOTICIAS?
Igual que hay gran variedad de MN no hay una única manera de abordarlas. Diferenciamos entorno, habilidades y estrategias.
Entorno: dónde, cuándo, con quién, cuánto tiempo
Es importante buscar el espacio físico adecuado, siendo conveniente evitar pasillos y habitaciones compartidas. Si estamos en el domicilio convendría un lugar más o menos tranquilo. A ser posible, informar personalmente y evitar el teléfono porque no podemos prever la respuesta emocional ni modular la información según esta respuesta.
Propiciar que la persona esté acompañada cuando le vayamos a informar o esperar con ella hasta que llegue algún familiar si hemos tenido que informarle estando solo.
El profesional debe buscar un tiempo sin prisa para, tras informar, responder inicialmente a las emociones que se van a despertar. Intentar que no le pasen llamadas telefónicas, ofrecer un tiempo de calidad, sentarse junto o enfrente y decirle con la mirada: "aquí estoy, vengo a contarte lo que pasa y a apoyarte en todo lo que pueda".

Etapa primera. Preparar el entorno
Se requiere ya la certeza de la noticia. Prepararemos el entorno tal y como hemos comentado anteriormente: lugar, hora del día, momento, apoyos familiares, etc.
Etapa segunda. ¿Qué sabe?
Averiguaremos qué sabe de su enfermedad
- ¿Qué te han dicho?
- ¿Estás preocupado?
Etapa tercera. ¿Qué quiere saber?
Averiguaremos qué desea saber facilitándole que lo haga. Tenemos que aceptar su silencio, sus evasivas o su negativa a ser informado pero ofreciéndole siempre una nueva posibilidad:
Etapa cuarta. Compartir la información
Sólo llegaremos aquí si en la anterior etapa el paciente expresa su deseo de ser informado
Cuando se trata de informar a los familiares de un suceso inesperado como una muerte en accidente, una enfermedad grave súbita, etc. es aconsejable utilizar la técnica narrativa, es decir, narrar todo lo sucedido desde el inicio: por ejemplo accidente, medidas de reanimación si las hubo, transporte, llegada al hospital, etc. La narración permite a los familiares ir adaptándose a la nueva realidad.
Estas situaciones son cada vez más frecuentes en nuestro y medio generan un gran sufrimiento. Por eso, debemos tener habilidad para informar a los familiares y apoyarles emocionalmente en el primer momento.
Etapa quinta. Responder a los sentimientos del paciente
Sólo si somos capaces de apoyar al paciente en sus emociones estaríamos moralmente autorizados a informarle. Las reacciones más frecuentes son ansiedad, miedo, tristeza, agresividad, negación y ambivalencia. Todas las respuestas pueden mezclarse en el tiempo y hemos de respetarlas y estar atentos para poder ayudar adecuadamente. Una negativa persistente puede significar que la persona no está preparada para la MN. Las ambivalencias, escapadas de la realidad, también hay que respetarlas porque necesitan salir de su realidad tan dolorosa. Respetémoslas sin propiciarlas.
Es en esta etapa cuando puede aparecer la soledad más profunda, sobre todo si la información no ha sido clara y compartida por el entorno.
Etapa sexta. Plan de cuidados
Informamos, recogemos la respuesta emocional y le ofrecemos un plan de cuidados: nos comprometemos a apoyarle, aliviarle los síntomas, compartir sus preocupaciones y miedos.

CONCLUSIONES:
El proceso de comunicación de malas noticias es un evento angustiante tanto para el comunica como para el que recibe la comunicación.
No debemos olvidar que ante todo debemos respetar la privacidad del paciente y sus familiares. La utilización de un enfoque humanístico y protocolizado como el elaborado por Baile-Buckman, y el aprendizaje de ciertas habilidades de comunicación pueden mejorar significativamente esta tarea.
Lo que más le importa al paciente cuando recibe malas noticias es que el comunicador ya sea un interviniente o un sanitario sea competente, honesto y atento con él; que permita que se le hagan las preguntas necesarias; que proporcione una información ética y veraz; y que use un lenguaje que pueda entender. La familia y allegados, en multitud de ocasiones, van a ser los principales soportes emocionales del paciente; por lo tanto, debemos concederles el protagonismo que ese papel de les confiere, e intentar establecer una alianza en lugar de una barrera para la comunicación.

BIBLIOGRAFÍA:
- Ayarra M., Lizárraga S. (2001). Malas noticias y apoyo emocional. Medicina Familiar y Comunitaria. Grupo de Comunicación y Salud de Navarra. Centro de Salud. Huarte (Navarra).
- García F. (2006). Comunicando malas noticias en Medicina: recomendaciones para hacer de la necesidad virtud. Med. Intensiva, 30: 452-459.


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