2/28/2011

Por eso cuando la familia entra…la enfermera está y permanece para el paciente y su familia...

Es muy importante que la enfermera esté, apoye, explique, consuele, sea el profesional presente de referencia...

¿no nos gustaría dar información a pié de cama haciendo equipo con el galeno?

La familia NECESITA de la presencia de su enfermera_la de su familiar...

Por eso pienso lo mismo:

..cuando la familia entra…

… la enfermera se queda...



EDITORIAL Nº 11: LA HORA DE QUEDARSE
25 Enero 2011 por UCI Psicologica

Existe un viejo dicho de los cuidados críticos (aunque quizá no tan viejo si tenemos en cuenta la aún corta historia del cuidado crítico estandarizado) que dice “cuando la familia entra la enfermera sale”. A poco que seamos buenos observadores, y no solo de la conducta ajena, sino también, y fundamentalmente, de la propia, nos daremos cuenta de la realidad de tal presunción, ya arraigada. Y se cumple de forma casi matemática, quizá incluso siguiendo la forma de la distribución normal, donde una gran mayoría de las enfermeras sale cuando entra la familia en el recinto de cuidados, y dos pequeñas minorías se distribuyen entre los que no salen cuando estos “otros pacientes” entran, los que no salen nunca (una minoría destacada) y los que deambulan en un no parar… de salir. Pero, porqué salimos cuando la familia entra. Bueno, parece que puede ser un momento de desahogo, de relax para una vista cansada de tanto mirar el monitor, un parón en las actividades, porque ese es momento de cesar en las tareas básicas como son la higiene, inserción de ingenios, realización de placas o cambio de apósitos. Además, entra en escena el cuidador suplente, ahora protagonista… el facultativo; porque es él o ella quien acapara toda la supuesta atención de los familiares, porque si el paciente se complica no está solo, porque tres es multitud. Y es que el descanso es importante, la distensión beneficiosa, es de ley el tomar un bocado o poder iniciar una conversación en tono normal; es importante poder salir a airearse, cambiar el chip unos minutos, poder contar lo último en cuestión de hijos, problemas personales, cotilleos… actualizarse y actualizar a los demás, desahogarse, tener un momento íntimo con alguien. Y de esto no cabe duda. Pero…

¿Es cuando la familia entra el mejor momento para salir, tomar un café o conversar lo reprimido durante un turno, muchas veces un duro turno de enfermería?

Creo que no es ese el momento. Porque la familia necesita a su enfermera, porque solo ella sabe si el paciente ha dormido toda la noche, si tuvo dolor, si estaba inquieto, si preguntó por ellos, si quería la radio, o las gafas. Solo ella conoce sus propias impresiones acerca del confort de su paciente. Y la familia necesita saber que existe una enfermera que se ocupa de él, necesita saber qué cara tiene, como habla, si es dulce, cariñosa, competente, si se preocupa, si está ahí.

Cuando la familia entra, la enfermera se queda, y se acerca. No va a hablar de diagnósticos, de aneurismas, coartaciones, vólvulos o infiltrados. Pero se queda y se acerca. Saluda y se muestra disponible. Muchas veces la familia no la necesita, o no necesita su contacto, su conversación o sus muestras de profesionalidad, pero es que la enfermera no busca eso, simplemente está disponible. Con la naturalidad que su profesionalidad le otorga, se acerca y fluye entre el paciente y la familia, o mejor… junto a ellos, como un elemento más, no el mejor ni imprescindible, pero un elemento que podría aportar el contacto real que su familia puede necesitar constatar. Y si se da el caso, puede informar, de sus cuidados, de sus impresiones, de su hijo, madre o hermano ahora enfermo.

La enfermera tiene muy pocas probabilidades de contactar con la familia y, seguro, que algunas más de salir en pos de la distensión, la recarga o el desahogo.

Por eso cuando la familia entra…

… la enfermera se queda.

Fdo: Enrique Sáez Alvarez

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