12/01/2010

UN CASO REAL DE INTENTO DE SUICIDIO

PSICOLOGÍA DE EMERGENCIAS: ¿QUÉ SE PUEDE HACER ANTE UNA AMENAZA DE
SUICIDIO? PROTOCOLO PSICOLÓGICO DE ACTUACIÓN
EMERGENCY PSYCHOLOGY: WHAT CAN WE BE DONE BEFORE A SUICIDE THREAT?
PSYCHOLOGICAL PROTOCOL
Jesús Guerra*, Ana Lerma**, Mikel Haranburu* y Mikel Escalante***
*Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico. Facultad de Psicología.
Universidad del País Vasco. Avda. Tolosa, 70, 28018 San Sebastián.
**Médico de Emergencias. Servicio Vasco de Salud-Osakidetza.
***Médico Internista. Hospital de Zumárraga. Servicio Vasco de Salud-Osakidetza.
jesus.guerra@ehu.es


En la madrugada del 5 de julio de 2009 el equipo de emergencias de Osakidetza- Servicio Vasco de Salud de Bilbao recibió un aviso del centro coordinador en el que se indicaba que se debía acudir al puente de La Salve donde una persona supuestamente intentaba suicidarse (el preaviso había sido dado por el vigilante de seguridad del museo Guggenheim, que había observado a una persona por fuera de la barandilla de los accesos al puente).
Al acercarnos a la escena, establecimos el primer contacto visual de la situación y comprobamos que se trataba de un varón de mediana edad, que ya estaba rodeado de fuerzas de seguridad (Ertzaintza), y que estaban hablando con él. Por lo que en este primer contacto supimos el nombre del paciente. Pudimos observar que la persona estaba situada por fuera de la barandilla de la pasarela que comunica el puente de La Salve con el museo, a una altura en caída libre de unos 15 metros, apoyándose por los pies en un pequeño filo anexo a la estructura, sin agarrarse a ninguna otra parte y que expresaba su deseo de tirarse, además, se podía observar que no mostraba conducta agresiva.
Una vez valorada la escena de forma visual, pasamos a establecer contacto verbal con el paciente.
Nos acercamos lentamente, el médico del equipo se presentó (nombre y cargo) y le pidió permiso para acercarse a donde estaba situado, a lo que accedió el paciente, estando en todo momento muy pendiente de que nadie más se acercase a su “círculo vital”.
Una vez al lado del paciente (unos dos metros) el médico comenzó a establecer contacto verbal y visual directo con él, preguntándole la edad (50 años) y los motivos que tenía para llegar a esta situación. El paciente que en ningún momento se mostró agresivo, refirió que tenía una enfermedad cardiológica terminal, que estaba polimedicado, que esto le había sumido en una depresión por la que llevaba tiempo tratado (varios ingresos previos en psiquiatría con intento de autolisis), y además expresó su situación de aislamiento social (no tenía amigos) y familiar (mala relación con su madre con la que vivía), y de dificultades económicas y laborales (percibía una escasa pensión por incapacidad laboral).
A partir de estos datos se comienza una estrategia de distracción propiamente dicha haciendo referencia a los siguientes aspectos:
1. Intentar rebatir con argumentos médicos la situación terminal de su enfermedad.
2. Hacer referencias a que alguien de su entorno, quizás su madre (aunque se lleva mal con ella) puede sufrir por su decisión.
3. Se le pregunta si tiene frío, si desea algo. Responde que desea fumar, pero sólo permite que sea el médico (del sexo femenino) quien invada su espacio, acercándole el tabaco y dándole fuego.
4. Se le dice que si lo ha pensado bien, que si no ve un pequeño resquicio de luz en su situación, que la decisión que ha tomado en caso de no matarse por la caída le puede llevar a una situación
mucho peor de la que quiere evitar (quedarse tetrapléjico, por ejemplo).
5. Durante la conversación se le dice varias veces que se agarre a la barandilla, que esta situación nos da vértigo a los sanitarios, e incluso que venga a nuestro lado, lo que en todo momento rechaza.
6. Se le pregunta si en realidad no ve alternativas, o si existe algún “deseo” que quisiera hacer realidad, a lo que contesta que le hubiese gustado tener una “novia”. Una vez encontrado este pequeño resquicio se intenta darle vueltas al argumento, para conseguir la distracción del paciente.
7. Poco a poco se consigue que el paciente no preste atención al resto del personal cercano, y un ertzaina, apoyando verbalmente el último argumento, se va acercando lentamente, hasta lograr de forma rápida y contundente agarrar físicamente al paciente, y, con ayuda de otros dos, arrastrarlo al otro lado de la barandilla.
8. Una vez en el suelo fue sujetado por varios ertzainas, ya que el paciente oponía alguna resistencia, pero no se mostraba agresivo, y comenzó a llorar.
9. Tras un breve consuelo verbal, y acompañado en todo momento por la ertzaintza, se le retira de la escena y se le acerca a la ambulancia para su traslado al centro hospitalario de referencia.
10. Una vez en la ambulancia se le valora de nuevo, comprobando que no está agresivo y que es colaborador. Comienza a hablar y a expresar su situación, por lo que se decide su traslado sin sedación. Atendiéndole durante el traslado nos comunica que hace unas 10 horas ha ingerido unos 20 comprimidos de digoxina, por lo que al llegar al hospital se informa rápidamente a los médicos que le van a acoger.

En resumen, las pautas de actuación, algunas psicológicas, han sido las siguientes:
1- Valoración primaria de la situación de forma visual: valorar el lugar de la escena, peligrosidad para los intervinientes y para el paciente, características del paciente, valorar sobre todo la agresividad y la impulsividad.
2- Presentarse y pedir permiso para acercarse.
3- Establecer contacto verbal-visual directo, invadiendo, pero con precaución, su “círculo vital”.
4- Maniobras de distracción propiamente dichas hasta lograr captar su atención, focalizándola en temas de interés para el paciente. Dejarle hablar. Es importante que la persona hable (más que nosotros) y que note que le atendemos con empatía y atención. Mientras hable con tranquilidad la situación está estabilizada. Estas técnicas están dirigidas a encontrar su “Talón de Aquiles”.
5- Durante estos momentos hay un acercamiento paulatino de los rescatadores, que pueden “agarrar” físicamente al paciente de forma rápida y contundente.
6- Valoración posterior, sedación si es preciso y traslado al centro hospitalario de referencia.

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