4/23/2009

Cinturón de seguridad y autobús



Javier Costas

De toda la vida hemos sido pasajeros de autobuses en los que no había cinturones de seguridad. Después de todo, este medio de transporte es poco dado a las colisiones lo sumamente fuertes como para necesitarlo. Sin embargo, no sólo es recomendable ponérselo en los modelos que lo llevan, es obligatorio desde 2006.

Los cinturones de estos medios de transporte son prácticamente todos de dos puntos, es decir, ventrales. Un autobús tiene mucha más estructura absorbente que un turismo, significa que la colisión tiene que ser muy fuerte para que los pasajeros experimenten una deceleración de importancia, en el caso de un choque frontal.

En caso de colisión trasera, a menos que nos embista un vehículo pesado como un camión u otro autobús, bastará con estar correctamente sentado. La fuerza será opuesta al golpe, es decir, nos pegará al respaldo. En los dos tipos de colisiones el cinturón ventral no ofrece una gran protección, ya que sujeta la cintura pero el torso no. En un choque frontal, torso y cabeza tienden a desplazarse hacia delante.

¿Para qué sirve entonces el cinturón en estos vehículos? La razón más importante es para proteger a los pasajeros en caso de vuelco. Cuando sucede esto, el techo resistirá parte del peso del autobús, el resto cede, aumenta el riesgo de lesiones importantes e incluso muerte si el cuerpo no va bien sujeto. Con el cinturón ventral nos aseguramos que estaremos mucho mejor sujetos y evitaremos males mayores.

Por otra parte, los ocupantes de la última fila (asiento central) y de las primeras filas son los más propensos a salir despedidos, no serían frenados por ningún asiento delante de ellos. En estas plazas se hace más importante tener el cinturón abrochado. Si tenemos niños pequeños es importante educarles para que cuando se suban a un autobús con cinturón se lo abrochen.

La ley que lo hace obligatorio no tiene carácter retroactivo, deben tenerlo instalado los autobuses más modernos pero no obliga a hacerlo en los modelos previos. Como pasajeros, tenemos la obligación (y la recomendación) de abrochárnoslo siempre que esté disponible. El autobús es un medio de transporte seguro (25 muertos en carretera en 2008), pero es aún más seguro con cinturón.

En un autobús urbano difícilmente vamos a verlos. Aquí impera el sentido común, hay que ir agarrado para evitar deslizarnos por las aceleraciones y desaceleraciones. Si vamos de pie, hay que apoyarse en una barra si es posible, teniendo en cuenta qué podría pasar si el conductor frena en seco por cualquier motivo. La prevención es la mejor forma de evitar tener que curar.

Y recuerda, por mucho que veas que tus compañeros de viaje no se lo abrochan, tú hazlo. Las hemerotecas están llenas de ejemplos de qué es lo que pasa cuando hay un accidente de autobús y los pasajeros iban sueltos.

Fotografía | ALSA, Javier Costas

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