9/25/2008

Dos ciudadanos relatan su experiencia durante el período del permiso paternal

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Hace más de diez días que a Iván Díaz se le acabó el medio mes de su permiso de paternidad. Una quincena que le ha permitido encargarse de su hija Alba y ayudar a su mujer en todo lo que ha podido "menos en la lactancia materna, claro".
Este período de tiempo se lo ha pasado entre papeleo y papeleo para inscribir a su hija en el registro civil, aunque también se ha dedicado "a descargar de trabajo a la madre y liberarla de todo aquello en lo que yo pueda ayudar", comenta el joven, que a partir de entonces también se ha dedicado a realizar las tareas de la casa.
Y es que desde que naciera Alba, hace un mes, la vida de Iván y de su pareja ha cambiado por completo "aprendes a cambiar pañales, a bañarla y sobre todo aprendes que las comidas son cada hora y media y que apenas te dejan dormir", relata.
Por esa razón, el joven considera que los quince días del permiso son necesarios, "gracias a ellos puedo disfrutar de una paternidad compartida con la madre". Pero son suficientes para repartir la carga de trabajo? "A mí personalmente me gustaría que fuera de un mes, pero no es necesario más tiempo porque aunque ahora esté trabajando también nos las arreglamos bien", asegura Iván.
"Aún así no me puedo quejar, tengo amigos que solo disfrutaron de dos días y entre uno y otro ni te enteras de que nació tu hijo", dice el padre de Alba. El ha tenido más suerte y gracias a los quince días "vi crecer a Alba y fui viendo como cambiaba tanto de como es al principio a ahora, estuve el máximo de tiempo posible con ella y sobre todo ayudé a mi mujer y disfruté de mi hija".
Un duro trabajo
Ismael Polo está "muy agradecido" con el tiempo que le correspondía del permiso de paternidad, sus quince días en los que pudo ver como su hija Adriana "crecía y cambiaba". Sin embargo, reconoce que "el trabajo de padre es más difícil que el que ejerzo de manera habitual".
Este padre primerizo utilizó su medio mes para "aprender de mi hija, saber porqué llora, la primera semana cambiamos alrededor de cincuenta pañales porque no sabíamos que le pasaba", reconoce Ismael. Ahora, ya conoce más a Adriana y echa de menos los días del permiso.
"Debería ser de un mes, aunque la que más lo nota es mi mujer, ahora se le viene todo el trabajo encima", asegura el joven. Aún así, Ismael dice que los quince días "me sirvieron para poner los pies en el suelo y adaptarme a una nueva situación".
Durante este período el padre cambió pañales, paseó a la niña y ayudó a su mujer en las tareas domésticas, pero sobre todo "atendía las miles de visitas que teníamos cada día, llegó un punto en el que tuve que decir que necesitábamos descansar".
Los papeles también ocuparon parte del tiempo de Ismael, "tuve que dar de alta a Adriana en el registro civil y arreglar determinados asuntos en el trabajo", una tarea en la que se precisaba madrugar y "con lo poco que dormía, estaba siempre ojeroso y cansado".
Ahora que Ismael ya agotó su permiso de paternidad asegura que sale "con ganas" del trabajo para ir a verla, aunque reconoce que sus deberes como padre durante quince días le resultaron "un duro trabajo". Eso sí, Ismael asegura que "ahora ya puedo dormir".

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