1/14/2008

...psicología de emergencias y pacientes críticos...



"Psicologia de la Emergencia"
Ps. Cristian Araya Molina

PSICOLOGIA DE LOS CUIDADOS A PACIENTES CRITICOS
Hasta ahora los psicólogos se han preocupado de la Psicología Clínica, y han aplicando estos principios al ámbito del diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales o al estudio del desarrollo infantil, laboral o educacional. Es el momento de centrar nuestra atención en los peligros a que nos vemos enfrentados y nos capacitemos en nuestros lugares de trabajo, Colegios y Vivienda, con el fin de disminuir riesgos y minimizar la accidentabilidad.

Actualmente no cabe duda que las organizaciones estan orientadas a aumentar sus altos entansares de calidad, productividad e innovación, donde la forma tradicional de producción y competencia, capital y tecnología no basta ya que también es necesario incorporar los conocimientos al recurso humano, los actores de este proceso son quienes juegan un papel determinante.

La dura realidad de la economía nos ha vuelto la mirada a lo humano. De la visión del accidente laboral y de los errores de producción adscritas al factor humano, se vuelve la mirada a las condiciones integrales de la situación del hombre en su trabajo, buscando su bienestar y desarrollo.

1 DEFINICION
Definimos a la Psicología de la Emergencia como "aquella rama de la Psicología General que estudia los distintos cambios y fenómenos personales, presentes en una situación de peligro, sea esta natural o provocada por el hombre en forma casual o intencional". En este sentido, tenemos que recordar los hechos ocurridos durante el año 1994 y 1995, como fue el atentado a la Comunidad Israelita de Argentina y al Metro de Japón, o en 1996 en Perú, todas acciones intencionales en las que, como consecuencia, tenemos que lamentar un sinnúmero de muertos y cientos de heridos, los que tendrán secuelas de por vida. La Psicología de la Emergencia es una parte de la Psicoprevención y sus principios fundamentales son los siguientes:

Muchas desgracias ocurren por la reacción psicológica de las personas, que por el evento que inicialmente produjo dicha emergencia.

Pretendemos lograr buenos resultados y sin embargo, tenemos una actitud de indiferencia frente al peligro, hecho que facilita la ocurrencia de accidentes.

Se ha demostrado que la casi totalidad de los accidentes se producen por fallas humanas.

Frente a esta situación, la Psicología aún tiene mucho que decir y mucho por hacer. Tal vez, lo primero consta en desarrollar lo constructivo del hombre y disminuir lo destructivo de éste.

Desde un accidente casero hasta la guerra, pasando por el accidente laboral; éstos en su mayoría son producto de los núcleos destructivos inherentes al hombre. Los psicólogos, prevencionistas y educadores tienen mucho que aportar. Invito a leer las siguientes páginas, bajo la filosofía de la prevención y la prédica de la prudencia frente al peligro.


2 OBJETIVOS GENERALES DE LA PSICOLOGIA DE LA
EMERGENCIA:
Describir y explicar fenómenos psicológicos presentes en una emergencia.
Identificar los cambios personales que facilitan el miedo, la angustia y el temor
Aplicar técnicas psicológicas en situaciones de emergencia.
Seleccionar personal para integrar grupos de rescate y trabajos de riesgo.
Capacitar psicológicamente a la comunidad para afrontar accidentes y así evitar consecuencias mayores una vez producida una emergencia

3 DESTINATARIOS
La Psicología de la Emergencia está destinada a capacitar a grupos de rescate, a trabajadores y a toda la comunidad. Indudablemente que la formación y la capacitación de cada uno de estos grupos será distinta. Los grupos de rescate se seleccionarán física y psicológicamente. En la actualidad se dispone de instrumentos psicométricos para hacerlo. Luego se les capacitará teóricamente en la materia. Por su parte, los trabajadores de fábricas, industrias y oficinas tendrán capacitación específica. La comunidad debe tener claro que los siniestros, cualquiera sea su naturaleza, son habituales e impredecibles. Por eso, la conducta debe ser la adecuada en una emergencia ya que ésta será decisiva para evitar consecuencias mayores.

4 METODOLOGIA DE ENSEÑANZA
El objetivo de la ciencia psicológica es el estudio del comportamiento o conducta. A raíz de la complejidad de la conducta, la psicología debió hacer algo similar a lo realizado por la medicina. Inicialmente existían los médicos que trataban a los pacientes o consultantes frente a cualquier dolencia de éstos. Pero la complejidad del organismo, las investigaciones científicas y la fuerte tendencia a la diferenciación de lo común, llevó a los médicos a especializarse. Entonces, aparecieron los cardiólogos, los oftalmólogos, los dentistas, etc..
Del mismo modo los psicólogos también se especializaron. Algunos estudian las transformaciones que se producen desde el nacimiento hasta la edad adulta, dando origen a la "Psicología del Desarrollo o Evolutiva" y otros son los Psicólogos Clínicos que se dedican al diagnóstico y tratamiento de problemas y enfermedades mentales.

Por el hecho de ser la psicología una ciencia de la conducta, ésta se encuentra en cada actividad humana. Por lo tanto, los actuales desafíos y exigencias, obligan al profesional para que aplique los principios psicológicos a las diferentes áreas del saber. Inicialmente esto se aplicó a la educación, la clínica y al trabajo. Hoy estas áreas constituyen ramas de la psicología, después de diseñar sus métodos y realizar investigaciones independientes. Pero la vida -marcada por el progreso- hace que el hombre enfrente nuevos riesgos.

Surgen entonces los prevencionistas alzando sabiamente su voz, señalando normas y pautas e indicando procedimientos muy acertados para disminuir los accidentes. Sus planes de prevención los podemos considerar equivalentes a una prevención primaria. Lamentablemente estas normas son rebasadas por fallas humanas o circunstancias diversas y no queda otra alternativa que actuar. De nuestra conducta dependerá el resultado, si ésta es calmada y serena, controlaremos la situación, para esto existen procedimientos.

En Psicología de la Emergencia, la primera información que debemos entregar a nuestros alumnos es teórica con el fin de que sepan el por qué de lo que se les enseña. La psicopedagogía contemporánea dice que el mejor aprendizaje se logra por comprensión más que por memorización. Así como, no sólo debemos enseñar que el carburo reacciona con el agua, sino que también, debemos enseñar a nuestros alumnos a saber y a comprender que no todo incendio se apaga con el vital elemento. Pero eso no es todo, es necesario que nuestro prevencionista conozca una serie de elementos y de ese modo sepa en teoría cuándo y cómo debe usar tal o cual procedimiento de extinción. Para lograr que asimile este conocimiento y pueda utilizarlo en forma espontánea, necesitamos enseñar de nuevo el mismo contenido, pero con una modalidad diferente, que lo lleve a poner en acción otras áreas cerebrales y active otros procesos. El aprendizaje de esta materia es lento, pero cuando se obtiene no se olvida jamás.

5 TOMA DE DECISIONES BAJO PRESION DE TIEMPO
Es diferente escuchar una interesante disertación en un salón pleno de comodidades, que enfrentar una real situación de emergencia, donde el dominio, los argumentos y los conocimientos, por el bloqueo emocional, es muy posible que éstos se nos olviden.

En una emergencia, codificamos y descodificamos una gran cantidad de información, redundando en una organización y acción contra el tiempo. Por ser una situación de peligro, el miedo y la angustia pueden bloquear nuestro desempeño intelectual. Para que esto no ocurra, existen ejercicios de fácil aplicación y con buenos resultados que permiten familiarizarse con situaciones de estrés.

6 ROL DE LOS HEMISFERIOS CEREBRALES EN ACTUACION DE EMERGENCIA
Uno de los desafíos más importantes que enfrentan los prevencionistas y socorristas, lo constituye la enseñanza del control de la conducta en situaciones de emergencia. La primera opción utilizada para dichos efectos, ha sido la divulgación de informacion, la asistencia a charlas, los cinco minutos de reflexión antes de iniciar el trabajo, etc. El balance puede ser considerado bueno, pero perfectible.

La ciencia psicológica, a través de sus investigaciones, ha realizado importantes descubrimientos que pueden ser aplicados para el control de la conducta en emergencias. Una de estas ramas es la Neuropsicología que estudia la relación existente entre el cerebro y la conducta y las zonas cerebrales responsables de los diferentes comportamientos; ella nos proporciona conocimientos acerca del cerebro que nos permiten comprender el por qué se actúa de un modo distinto en situaciones de emergencia que en tiempos de paz. Existe acuerdo entre los autores en plantear diferencias estructurales y diferencias de rendimientos frente a diferentes tareas en cada hemisferio cerebral. Es así como se ha logrado establecer, por ejemplo, que la capacidad de reconocer rostros y de colocar la prendas de vestir donde corresponde está en el lóbulo occipital derecho y el lenguaje en la zona fronto temporal izquierda. También se ha concluido que el hemisferio izquierdo es el encargado de actuar y dirigir nuestro comportamiento en toda actividad lógica, ordenada, organizada y secuencial. Por lo tanto, cuando se enfatiza la importancia de la prevención o cuando en el colegio se realiza la "Operacion Deyse", nuestro comportamiento está determinado principalmente por el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro. Estamos de acuerdo en que es la primera instancia o estructura mental que debemos abordar. Pero la constante participación en rescates y siniestros nos plantea algunas preguntas: ¿por qué las personas se bloquean intelectualmente al momento de enfrentar una emergencia?, ¿por qué se cometen errores increíbles que, una vez terminada la emergencia, los protagonistas se recriminan? Las respuestas nos la da la Psicología de la Emergencia.

En el momento de enfrentar un peligro, nuestro organismo pasa de un estado de indiferencia a un estado de máxima alerta, experimentando diversos cambios fisiológicos, que traen como consecuencia cambios en lo psicológico. En estas circunstancias, nuestro comportamiento lo determina principalmente, el hemisferio derecho que se caracteriza por ser emocional, analógico, etc.. Este hemisferio es rico y autogéneticamente el más antiguo; todo nuestro pasado animal está impreso en él.

El hombre primitivo aparte de luchar contra las inclemencias de la naturaleza, tenía que combatir contra animales voraces. La Psicología Comparada reporta curiosos hechos relacionados con la seguridad y la sobrevivencia. Estudiosos de la zoología han investigado que ante una situación estresante, los seres vivos inferiores responden básicamente de dos maneras: con agresión o con escape, lo que se traduce dentro del repertorio del comportamiento primitivo humano en 'hacer cosas' (sean correctas o no), o caer en un shock de bloqueo comportamental; este repertorio comportamental en el hombre vendría desde sus antepasados, y surge tambien como comportamiento escencialmente en las personas a las cuales no se les ha entrenado diferencialmente sus distintos hemisferios cerebrales.

Podemos afirmar que el hemisferio izquierdo procesa la información abstracta, racional, conceptual, proposicional de procesos lógicos analíticos, etc.. Tiene prodominancia en las tareas que involucra las matemáticas, como por ejemplo la secuencia numérica; en la organización gramatical de palabras; en la coordinación motora, y en la secuencia en el tiempo. Además, el hemisferio izquierdo regula o inhibe la ansiedad que proviene del material emocional del hemisferio derecho.

En cambio el hemisferio derecho prevalece en tareas que regulan imágenes, actividad visual, manipulación de relaciones espaciales y comprensión simultánea de una totalidad significativa a partir de fragmentos.

William James sostuvo que la emoción actuada tenía los mismos efectos que la auténtica, hoy mantenemos este principio y lo utilizamos en la educación de nuestros hemisferios frente a una emergencia. El aprendizaje, estará dado por la utilización repetida de una vía nerviosa que surgirá como consecuencia de la experiencia individual. Basados en los aportes neuropsicológicos podemos decir que la primera instrucción debe ser siempre teórica, mediante charlas de seguridad e información sobre el uso de elementos, por ejemplo, la forma de utilizar un extintor.

Desde el punto de vista neuropsicológico, estamos trabajando con el hemisferio izquierdo. Pero no es suficiente, luego viene el simulacro con aviso, que es práctico, para concluir con el simulacro sin aviso y la inclusión de actores, que representan diversos roles, tales como heridos, muertos o histéricos.

Este tipo de entrenamiento es la aproximación más cercana a una verdadera emergencia. De este modo estaremos educando nuestro hemisferio derecho; en otras palabras, racionalizando lo emocional y emocionalizando lo racional.

Estudios realizados por distintos autores demuestran que en la medida en que nos familiarizamos con un objeto o situación peligrosa, ésta va perdiendo sus cualidades amenazantes, lo que se traduce en un menor impacto orgánico. Sabemos que uno de los principales temores humanos es a lo desconocido. Pero nuestra enseñanza para educar los hemisferios tiene una etapa final que llamamos "entrenamiento a presión" y que consiste en someter a los participantes a un intenso nivel de estrés, similar al que se produce y generan los seudo colaboradores en una situación de emergencia real. Generalmente, al inicio se observan vacilaciones y estremecimientos, pero al poco tiempo surge la tranquilidad y el autocontrol.

Los neuropsicólogos y estudiosos de la actividad hemisférica cerebral hablan de la memoria procedural u orgánica. En la medida en que nuestro organismo practique con frecuencia una conducta, ésta pasa a ser orgánica, es decir, tanto se incorpora que se torna automática.

7 EL MIEDO: REACCION PSICOLOGICA ANTE UNA SITUACION DE EMERGENCIA
El miedo es una reacción permanente del individuo frente al peligro que frecuentemente da lugar a actos emocionales repentinos que pueden parecer heroícos. Una publicación sostenía, que en la guerra eran pocos los hombres que no conocían el miedo, y que estos sujetos no sólo eran anormales, sino que también peligrosos, ya que tenían su mente endurecida para vivir una emoción. En muchas ocasiones el miedo se puede expresar con torpezas, incluso en tareas rutinarias. Nuestro quehacer bomberil normalmente implica la confrontación con situaciones que alteran el estado de indiferencia de la persona; por esta razón, es conveniente tener claro los niveles particulares que son afectados. En la medida en que la persona comprenda los cambios que en ella se producen, ésta será capaz de controlar su propia reacción y por lo tanto, su desempeño será óptimo.

Ante un peligro se producen alteraciones, se dilatan las pupilas y se aumenta la frecuencia respiratoria, lo que favorecerá un mayor aporte de oxígeno a las celulas cerebrales. Además el oxígeno permite reconvertir al ácido láctico en glicógeno, con esto, nuestros músculos no se paralizan y se puede continuar la acción.

Es interesante mencionar que el hecho de tener energía para desplazarse contribuye a una buena adaptación. Observaciones hechas con animales demuestran que la falta de energía genera neurosis. Los músculos funcionan con glicógeno; la reserva se encuentra en el hígado, donde luego de pasar a la sangre se dirige a los tejidos correspondientes. Con el fin de mantener el nivel y el ritmo de actividad deseable, se recomienda a los grupos de rescate que estén premunidos de caramelos para así compensar el gasto de energía que implica su labor. Al aumentar el tono muscular, la capacidad de movimientos encontrará a la persona en óptimas condiciones. También se produce una aceleración del ritmo cardíaco, lo que permite un mayor aporte de oxígeno y nutrientes a los distintos niveles de la economía orgánica.

Sin embargo, estas sobrecapacidades pueden verse favorecidas o interferidas, según sea la reacción de la persona ante la situación de peligro, la que nos produce esta ruda emoción llamada MIEDO.

Sólo la capacitación permite que nos aproximemos a una respuesta edecuada frente al peligro. El control de la conducta humana frente a una emergencia, evita desgracias y consecuencias lamentables; para ello, el conocimiento y dominio de sí mismo, es esencial.

8 ETAPAS DEL MIEDO Y FORMAS DE APARICION
En la actualidad a diario se crean nuevos aparatos que llevan a la aparición de nuevos riesgos. Es importante entonces, descubrir el fenómeno clave en toda emergencia: EL MIEDO.

Se han documentado seis estados del miedo que perfectamente podemos aplicar a la persona que esta frente al peligro. A estos seis niveles de miedo, deseamos agreagr uno más: el "0", que se refiere a la persona que no siente miedo, la que es contraindicada para intervenir en una emergencia. Este tipo de personas generalmente induce a otros riesgos. Con el fin de demostrar sus condiciones y exhibirse, puede producir una catástrofe peor que la inicial.

1. El miedo como prudencia. La persona está consciente del peligro y cualquier acción que emprenda estará siendo controlada psicológicamente por el sujeto.

2. El miedo como precaución. La persona toma todas las providencias del caso para enfrentar el peligro. Mantiene una actitud serena y su conducta es apropiada a la situación.

3. El miedo como prevención o alarma. La persona está nerviosa y vacilante. Este estado del miedo presenta inconvenientes para la labores propias de la intervención en emergencias.

4. El miedo como angustia aguda. La persona pierde el control de sí mismo y genera una nueva emergencia. En este caso, se le debe atender inmediatamente y se le debe sacar del lugar, ya que su conducta puede ser el punto de partida para el pánico.

5. El miedo como espanto. La persona es dominada por los actos reflejos, la cual es prácticamente incapaz de emprender alguna acción adecuada frente a la situación.

6. El miedo como terror. La persona se paraliza por el miedo, es incapaz de darse cuenta de lo que sucede, experimentando, por lo general, relajación de esfínteres. No olvidemos que la descarga de adrenalina, en sobredosis, puede tener efectos letales. En el terremoto de abril de 1992 en Alemania murió una sola persona, y no murió por lesión física sino que por miedo.

El miedo es contagioso y se transmite en forma automática. No se necesitan palabras para que esto ocurra, basta sólo una mirada o un leve gesto para que esta ruda emoción se exteriorice a los demás. Cuando el miedo se hace colectivo, no sólo cambia de nombre, sino que también su dinámica. La razón y la lógica en el miedo o en el pánico, al igual que en el temor y la angustia, se subordinan a las leyes mágicas de la emoción. Es decir, nuestra conciencia transforma la relación con el mundo y el mundo cambia las cualidades con la conciencia. El mundo es la captación de relaciones nuevas del objeto o situación. Recordemos por un instante las acciones irracionales que crean las personas frente a un peligro real o imaginario y cuantas de estas conductas, muchas veces, tienen efectos dramáticos. En una ocasión, la reacción precipitada de un señor provocó un incendio. Inicialmente su estufa se inflamó, pero sin mayores consecuencias ni riesgos; no obstante el dueño de casa se asustó y le lanzó agua, lo que produjo un principio de incendio. Al enfrentar una situación de peligro, lo primero que se produce es la percepción de la situación, pero al mismo tiempo una evaluación de ella. La evaluación tiene como objetivo la supervivencia. Existe un instinto de conservación que desencadenará la huída o la aproximación, dependiendo del punto que se estimule en el hipotálamo, tal como fue señalado anteriormente.

Existen varias publicaciones relacionadas con el miedo, pero muy pocas sobre la forma de como dominarlo. Algunos autores afirman que la valentía no consiste en no tener miedo, sino en dominarlo y continuar en la línea de la conducta elegida. Esto supone un manejo de técnicas, junto a una capacitación tanto teórica como práctica en forma constante. Podemos condicionar nuestro sistema vegetativo. El sudor, los latidos, etc., pueden ser modificados mediante la aproximación sucesiva a situaciones de miedo.

El problema es complejo y la solución difícil; sin embargo podemos decir que su serenidad está directamente relacionada con el éxito de la gestión y con la eficacia de los colaboradores. Es fundamental que en una emergencia se destine el mínimo de personal para cada labor. La congregación de personal sólo lleva a la contemplación impasible de la situación. Un estudio publicado por la Universidad de Marburgo, concluye que la disposición y ayuda decrece en cuanto más personas se encuentren presentes, debido a la reducción de la responsabilidad, por cuanto cada persona sabe que cada uno de los demás puede prestar auxilio.

La distribución previa del personal, que ocurre ante una emergencia, facilita el desempeño en terreno, ya que en el momento en que se le asigna una labor al socorrista, éste comienza a organizarse mentalmente. Las imágenes de una situación constituyen, en cierto modo, la situación misma. Recordemos lo que ocurre cuando imaginamos un hermoso paisaje. En gran medida lo estamos viendo; del mismo modo también, un hecho desagradable lo estamos enfrentando. Es importante mencionar que existen labores que pueden ser realizadas por cualquier socorrista y otras que deben ser realizadas única y exclusivamente por los especialistas. El mando (las personas que están al mando del incidente) no debe trabajar a no mediar que sea imprescindible su acción, ya que se expone a perder la visión de conjunto.

De las descripciones del miedo, las más interesante la hizo J.P Sartre "Si usted tiene una pistola y me apunta, yo siento miedo. En ese momento la persona reacciona frente a un objeto presente. La persona apuntada piensa que al otro se le puede escapar un tiro o volverse loca y matarlo".

Pues bien, si le entregamos la misma pistola a la persona que era apuntada inicialmente, ésta ya no siente miedo sino angustia. Piensa en ese instante. "No se me vaya a escapar a mi un tiro; no me vaya a volver loca y lo mate".

La angustia, es por lo tanto, miedo a la propia libertad, a lo que yo sea capaz de hacer en un momento dado. ¿No es acaso lo mismo que se nos produce en una situación de emergencia?.

9 LA RESILIENCIA (CAPACIDAD PARA SUPERAR LA ADVERSIDAD)
En estos ultimos años, un término que se utiliza en física, se ha incorparado también a la ciencia que estudia la conducta y la psicología humana; nos referimos al concepto de resiliencia, definida como la capacidad para superar la adversidad y salir fortalecido de ella incluso, mejorado de ella.

La principal característica del perfil resiliente, lo grafican las personas que pueden resistir la adversidad y convivir con los factores de riesgos sin involucrarse, distanciándose emocionalmente con los elementos defensivos necesarios.

10 REACCIONES EN SITUACIONES DE EMERGENCIA.
La reacción psicológica de las persona en situaciones de emergencia puede ser muy distinta en cada una de ellas. Esto se debe fundamentalmente a la complejidad de nuestro comportamiento. Recordemos que la conducta o comportamiento se refiere a cualquier acción que ejerce un organismo y que tiene consecuencias, tanto internas para el propio individuo, como externas para él y los demás.

Nuestro comportamiento produce modificaciones en el medio y en las personas que están junto a nosotros, pero éstas no siempre son las mismas. "Nunca te bañarás en el mismo río" decía Heraclito y se refiere fundamentalmente a la complejidad del comportamiento; sé de un bombero aragnofóbico, pero que no le tiene miedo a las arañas cuando está en un incendio, en cambio en una habitación y en circunstancias normales, se desorganiza.

En situaciones de emergencia grupales, hay una tendencia a la exacerbación de los rasgos de las personas, pero también hay características propias de la masa. Junto a una pérdida de razonamiento, la responsabilidad disminuye y los límites sociales se extienden incluso hasta desaparecer. Por ejemplo en situaciones de emergencia nos percatamos de conductas psicopáticas . En una gran inundación que ocurrió el año 1982, observé a personas nadar tras un televisor que no les pertenecía. También se puede producir una alteración de la percepción como consecuencia de un cambio en la intencionalidad de la conciencia; vemos lo que queremos ver y creemos lo que queremos creer.

En una emergencia pueden aparecer líderes espontáneos, personas que reaccionarán heroícamente, apáticamente y otras que deambularán de un lado para otro, bloqueados emocionalmente por lo que ocurre. Un grupo de ellos puede accidentarse, porque su conducta es casi una conducta obnubilada, es decir, con un transtorno de conciencia.

11 LA COMUNICACION VERBAL EN SITUACIONES DE EMERGENCIA
Como ya se ha dicho, una situación de emergencia es la ruptura de la armonía, un quiebre de la seguridad y un desafío para los participantes. Esta caracterización implica que para realizar en la mejor forma nuestra acción, la transmisión de los mensajes que nos entregan deben ser verificables, para constatar que el emisor realmente dijo lo que dijo y el receptor escuchó lo que escuchó. Especial mención merece la comunicación con los extranjeros. Una vez un alumno me contó que por un error de apellido un supervisor detuvo el funcionamiento de una planta. Se trataba de un francés, experto en calderas. Éste fue llamado especialmente para que hiciera funcionar la planta ya que ésta presentaba un problema muy complejo hasta ese momento. El gerente de esa empresa se apellidaba "Cortés". El francés logró solucionar el problema y con mucha alegría corrió e irrumpió en la Sala de Control y en su media lengua extranjera dijo: ¡"cortes, cortes, cortes"!. Ante esta situación, el jefe de mantención de inmediato desconectó todos los equipos. Después entendió que el francés preguntaba por el señor Cortés, gerente de la empresa, para comunicarle el éxito en su trabajo.

1 comentario:

Dr Gómer Padilla Almerco dijo...

La psicología de Emergencia no solo es para ver situaciones de emergencia en el paciente o víctima de un desastre, sino que es una especialidad sui generis con características peculiares en su preparación. Por esto la psicología de emergencias no solo actúa en desastres naturales o artificiales, sino tambien en la psicología de emergencias hospitalarias, que es una de las especialidades base para la atención a victimas de desastres o pacientes que se encuentran en situaciones de crisis psicológica.
comprende ademas la especialización en psiconeuroendocrinoinmunología, y terapias multimodales.
por lo tanto no es la preparación como para un brigadista sino como un especialista, como un psicólogo emergencista.