9/30/2006

Mayor estrés entre las enfermeras que atienden a pacientes críticos... pues, va a ser que SI...


Enfermería y estrés van casi de la mano.
Diversos estudios revelan que este colectivo es uno de los que tiene mayor riesgo de sufrirlo, en especial aquellas profesionales que atienden a pacientes críticos o terminales debido a la complejidad y la dedicación emocional de su trabajo.
Una de las últimas investigaciones realizadas sobre el síndrome de desgaste profesional en las unidades de cuidados intensivos (UCI) de hospitales catalanes, publicada en Metas de Enfermería, concluye que "la incidencia del síndrome es elevada y que una proporción superior a dos pacientes por enfermera provoca desmotivación y aumenta los conflictos interpersonales", señalan las autoras, las enfermeras Natalia García y Alba Roca, del Hospital Joan XXIII de Tarragona.
Estudiaron el nivel de desgaste, la influencia de la proporción de pacientes por enfermera y los factores laborales asociados al síndrome en una muestra de 392 personas encuestadas (el 91,3% eran mujeres) de UCI de 13 hospitales públicos de Cataluña: 194 profesionales de hospitales de alta tecnología, 130 de hospitales de referencia y 42 de hospitales no docentes. La encuesta se realizó a finales de 2001 mediante el método llamado Maslach Burnout Inventory.
En el estudio se obtiene un nivel medio en cansancio emocional (en especial los que llevan más años) y realización personal (superior en los del turno de noche) y un nivel alto de despersonalización, sobre todo entre quienes trabajan en los hospitales de referencia. Como consecuencia, mientras que el 54,9% respondió que desearía continuar en la UCI, el 21,8% querría cambiar a atención primaria y el 19,5% dijo que preferiría dedicarse a otra profesión. Aunque tres cuartas partes consideran buena su relación con los compañeros de trabajo, el 74,6% se siente poco o nada valorado por la sociedad.
Un estudio sociológico realizado por el Colegio Oficial de Enfermería de Barcelona durante 2004 con una muestra de 2.122 profesionales refleja que el 45% dudaría y el 9% no volvería a escoger esta carrera. De hecho, una mayoría cree que colegas y usuarios valoran bien su profesionalidad y dedicación, pero sólo el 40% ve sus esfuerzos reconocidos por la organización hospitalaria y la sociedad.
El 85% se considera capacitado para asumir mayores responsabilidades y casi el 30% dice estar en una situación contractual precaria.
Carmen Domínguez, socióloga y profesora de la Universidad de Barcelona, hace bastantes años que dejó su empleo de enfermera, tras ser una de las primeras del país en doctorarse. Domínguez cree necesario profundizar y conocer el contexto determinado en el que se manifiesten las señales de alarma del síndrome de desgaste profesional, "qué factores o elementos se identifican, cómo es percibido por quienes se encuentren en esta situación y qué es lo que señalan como relevante".
Montse Flores, del Sindicato de Enfermería (SATSE) y profesora asociada del Hospital Universitario de Bellvitge, en l'Hospitalet, considera que en la formación "no se propicia la adopción de estrategias ante situaciones de estrés". No es de extrañar que abunden los cursos anti-estrés para profesionales.
En las aulas del SATSE en Barcelona, la psicóloga Montse Fornós ha impartido recientemente uno. "Es en el trabajo de enfermería, y en general en todos los relacionados con el cuidado asistencial, donde la persona debe afrontar a diario situaciones de enfermedad, muerte, conflictivas, sociales y relaciones interpersonales no siempre sencillas, que generan un alto índice de tensión personal y laboral. Supone un desgaste psicológico importante y genera sentimientos de excesiva responsabilidad. En sí mismo, esto ya es estresante", explica Fornós. A esto hay que añadir muchas veces factores organizativos, sobrecarga de trabajo, falta de medios, dificultades en el equipo y mala comunicación, "que contribuyen a aumentar este sentimiento de tensión en el personal sanitario".
¿Cómo se podría mejorar esta situación? Fornós recomienda tomar medidas en el ámbito laboral, que recaerían sobre los aspectos organizacionales y ambientales, y sobre el trabajador, dándole mayor información, fomentando la prevención y manteniendo espacios de trabajo grupal y de formación permanente, coincide Alba Roca.